El surfista tarifeño Jerome Cloetens aparece en un reportaje de 5 de enero en la revista SAL&ROCA en el que se informa de que el objetivo del viaje es grabar un vídeo comercial para los hoteles Dakhla Attitude. Hasta en tres ocasiones se afirmaba en el reportaje que Dajla era Marruecos. Dos días después, la revista retira la palabra Marruecos del artículo, aunque sin especificar que esa ciudad está en el Sahara Occidental, un territorio que Marruecos invadió hace 45 años.
Es la estrategia de Marruecos: propaganda en las ciudades saharauis ocupadas para aparentar una normalidad inexistente y para arrogarse una soberanía que no le corresponde. “Sol, calor, surf, kite, buen alojamiento, tranquilidad, naturaleza, gastronomía increíble… la lista de cosas positivas es larga” afirma Cloetens en el reportaje, sin reparar en la brutalidad que se esconde tras ese paisaje idílico. Dajla forma parte de los territorios ocupados del Sahara Occidental, un territorio no autónomo pendiente de descolonización, según establecen las Naciones Unidas. Dajla no es Marruecos.
Para informar a futuros visitantes de este lugar de ensueño es preciso avisarles de que el 13 de noviembre pasado se reanudó una guerra de liberación del Frente Polisario, el representante del pueblo saharaui, contra Marruecos, el ocupante, tras haber roto Marruecos un alto el fuego que duraba 29 años. Así que no se puede decir que sea un territorio idóneo para turistas, aspecto del que ya avisó el Frente Polisario.
También habría que recordar que Dajla es un gran centro del expolio. La riqueza extraordinaria de la pesca es esquilmada por Marruecos para su beneficio sin que los saharauis obtengan nada de ese negocio, ni riqueza ni trabajo. Lo mismo sucede con la agricultura, alimentada con agua subterránea que no tiene repuesto.
¿Saben los surfistas algo de las personas torturadas, desaparecidas y muertas, la ausencia total de derechos de los saharauis en los territorios ocupados por Marruecos, los juicios farsa, las condiciones de encarcelamiento de los presos condenados por reclamar la autodeterminación? Y la presencia de tantos marroquíes en un lugar que no es Marruecos se debe a que en realidad son colonos, expresamente prohibidos en zonas ocupadas por la IV Convención de Ginebra. Nada es lo que parece.
La industria del surf en esa zona de viento y olas es boyante. Los surfistas llegan a los territorios ocupados a disfrutar de sol y mar. A los observadores y a los periodistas no se les permite entrar. Ni siquiera se les autoriza a bajar del avión. Los surfistas, en su burbuja, no van a caer en la cuenta de lo que allí está ocurriendo a pesar de que las fuerzas de ocupación están apostadas por todas partes. No se van a escandalizar. Por eso, estos surfistas esforzados y civilizados están contribuyendo, conscientes o no, a dar normalidad a una barbarie. Es preciso encontrar otras olas que no estén salpicadas de sangre.
”El secreto del éxito se basa en una campaña de comunicación centrada en la organización de eventos no políticos” manifestó a La Vanguardia en 2019 Driss Senoussi, propietario del grupo hotelero “Dakhla Attitude”, el patrocinador del vídeo de Cloetens. En efecto, no estamos ante un caso aislado.
Fuente: contramutis.wordpress.com
Eulixe : 8 ene 2021
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