El 7 de febrero, el secretario general de la ONU, Kurt Waldheim, nombra a Olof Rydbeck, embajador de Suecia ante la ONU como mediador. Rydbeck fue bien recibido por Argelia, pero fue tratado con reserva por Marruecos. Llegó al Sahara occidental entre el 7 y el 11 de febrero. En El Aaiun había una atmósfera de terror a raiz de la violenta y salvaje represión perpetrada por las autoridades de ocupación marroquíes.
A pesar de todas las medidas represivas, los manifestantes saharauis que portaban pancartas y banderas del Frente Polisario, gritando « ¡Viva el Sahara libre, el Sáhara independiente! », salieron al encuentro del automóvil del enviado onusino.
Seydah Debba, militante saharaui del Frente Polisario, logró cruzar el draconiano cordón de seguridad impuesto por los marroquíes y se deslizó dentro del Parador de El Aaiun en el seno de un comité de trabajo que se reuniría con el embajador Olof Rydbeck.
Al final de la reunión, el activista entregó una carta al enviado de la ONU. Los marroquíes que formaban la delegación intentaron detenerlo en el momento de la salida, pero logró regresar a la sala donde estaba el enviado especial de la ONU con quien pudo discutir sobre la situación durante dos horas.
Al final de la reunión, el enviado de la ONU llamó a los tres gobernadores coloniales (el Sahara Occidental estaba en ese momento administrado por una administración tripartita provisional): le preguntó al mauritano si quería asumir la responsabilidad de entregarlo a la Embajada de Libia, que lo sacaría de Mauritania. Solo el gobernador español aceptó responsabilizarse del militante saharaui hasta que fue entregado a la embajada argelina en Madrid. El gobernador marroquí, mientras tanto, participó en una comedia en gran escala que pretendía agradecer a « este hijo que vino a unirse a la patria », pero fue en vano.
Otro primo del rey Hassan II, fue al aeropuerto de El Aaiun para encontrarse con el militante saharaui, realizó otra tentativa que denota los procedimientos empleados. Le ofreció 10 millones de dirhams y todas las villas y autos que podría desear.
De esta manera, el gobernador español facilitó el traslado de Seydah Debba a Madrid desde donde pudo irse a los campos de refugiados saharauis en Argelia, donde se unió al Ejército de Liberación Popular Saharaui. El 14 de diciembre de 1977, Seydah cayó en el campo de batalla bajo el fuego de los jaguares franceses en la región de Ouediane El Kharroub, en el norte de Mauritania.
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