En el nombre de sus ambiciones personales y sus ansias de poder, no vacilaron en resucitar el mayor enemigo del pueblo saharaui, el tribalismo. Monopolizan las principales carteras del gobierno saharaui y no están dispuestos a poner en duda su capacidad de gestión de los asuntos saharauis.
En lugar de preguntarse por qué los saharauis optaron por un nuevo exilio en Europa, Mauritania y Argelia, trasladaron sus familias a España como para transmitir un mensaje de desesperación a la población refugiada al mismo tiempo que acomodaban a los suyos.
Abandonados a su suerte, los saharauis ya no saben qué hacer. A los enemigos marroquíes y franceses, se añadió uno nuevo : la dirección del Polisario. Las ayudas humanitarias son derobadas y desviadas para ser vendidas en Mauritania y Argelia. La degradación de la situación y la falta de autoridad del Polisario fueron aprovechadas al máximo por el enemigo marroquí. De esta manera vimos en los campamentos hechos inimaginables : banderas marroquíes, hachich procedente del muro cuyos proveedores son oficiales del ejército marroquí, una juventud desesperada dispuesta a lo peor para mejorar su situación.
Para seguir en el poder, los dirigentes del Polisario no cambiaron de método. El tribalismo sigue siendo su única vía. Movilizan sus tribus en nombre de la lucha contra la hegemonía de las otras tribus, reparten el dinero de la causa para ganar voces de apoyo. Mientras tanto las voces disidentes son reprimidas con los mismos métodos practicados por los marroquíes en los territorios ocupados : la presión financiera. Todo aquel que critique su política verá sus recursos embargados. Tal y como dijo Hasan II : « no le des de comer a tu perro y te seguirá ».
El episodio del Gargarat es el mejor ejemplo del fracaso de los dirigentes saharauis. Gracias a ellos, Marruecos exporta sus productos hacia Africa logrando así un suspiro a su economía moribunda.
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