Christopher Ross y Kim Bolduc |
Desde el pasado mes de abril, fecha de la publicación del informe del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y la resolución del Consejo de Seguridad que le siguió, Marruecos inició una nueva fase peligrosa en su rebelión contra la legalidad Internacional. Entró en guerra no sólo contra los saharauis, sino también contra las Naciones Unidas, empezando con los ataques al Secretario General de la ONU y criticando su informe. El enviado personal de Ban Ki-moon, Christopher Ross, también fue diana de ataques frontales y viciosos, así como la Representante Especial para el Sáhara occidental y jefa de la MINURSO, Kim Bolduc, una nueva personalidad que todavía no ha podido iniciar su cargo. La negativa de Marruecos a cooperar con la Sra Bolduc es un acto revelador de que no es la persona de Ban Ki-moon que está en la línea de mira del Majzen, sino más bien la Organización de Naciones Unidas con su doctrina, su Carta y las resoluciones.
El Consejo de Seguridad parece que va en camino hacia la ampliación del mandato de la MINURSO para vigilar los derechos humanos en el Sahara Occidental , o incluso el establecimiento de una nueva agenda para la organización de un referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui. Una perspectiva de pesadilla que el reino no quiere imaginar siquiera, aunque tenga que pactar con el diablo como lo sugiere el discurso « duro » de Salaheddine Mezouar y otras odiosas declaraciones del Majzen.
El reto está en conseguir que el Consejo de Seguridad adopte una posición basada en las pertinentes resoluciones de la ONU y en el respeto del derecho internacional, que subraya con toda claridad el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Pero Marruecos no quiere verlo de esa manera. Las grandes revelaciones de documentos oficiales « confidenciales » por el « WikiLeaks marroquí », bajo el seudónimo de Chris Coleman, muestra y demuestra el pánico que se apoderó del Majzen. Este acusa incluso al Enviado Especial del Secretario General de la ONU, Christopher Ross de « trabajar » para el Polisario.
En un comunicado difundido unos días antes de la publicación en abril pasado del informe de Ban Ki-moon sobre el Sáhara Occidental, Mohammed VI no dudó en amenazar con expulsar a la misión de paz onusina MINURSO advirtiendo contra lo que llamó « enfoques sesgados » y « opciones peligrosas ». Era una respuesta a Ban Ki-moon, quien en su informe, hizo hincapié en la necesidad de vigilar de manera « duradera, independiente e imparcial » el respeto de los derechos humanos en el Sáhara Occidental. En otras palabras, se trata de un claro y preciso alegato para garantizar una ampliación del mandato de la MINURSO.
Desde entonces, prácticamente es el impasse entre la ONU y Rabat. Christopher Ross, que debe redactar un informe para presentarlo al Consejo de Seguridad en abril, fue declarado persona non grata en Marruecos y en los territorios ocupados. Así como la nueva jefa de la MINURSO, la canadiense Kim Bolduc, que tenía que tomar posesión de su cargo en El Aaiún en septiembre pasado, está bloqueada por Rabat.
El impasse diplomático es, por lo tanto integral, en medio de una ola de frío glacial entre Washington y Rabat. Lo que nos permite decir que Marruecos se encuentra en una postura muy delicada con respecto a la comunidad internacional, que está cada vez más consciente del sufrimiento del pueblo saharaui.
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