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Reelegido presidente de los Estados Unidos el miércoles, el candidato republicano había reconocido la soberanía de Rabat sobre el Sáhara Occidental durante su primer mandato, en diciembre de 2020.
«Donald Trump, el presidente que reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara [Occidental], anuncia su regreso a la Casa Blanca». Al igual que el periódico en línea Le360, conocido por su cercanía al palacio real, la prensa marroquí ha celebrado ampliamente la victoria del magnate inmobiliario, elegido tras las elecciones presidenciales estadounidenses del martes 5 de noviembre. El 47.º presidente de los Estados Unidos es «un aliado de primer nivel», evalúa así el diario L’Opinion. El miércoles por la tarde, el rey Mohammed VI le envió un mensaje de felicitación.
En los periódicos y entre los comentaristas marroquíes, nadie ha olvidado el papel que desempeñó Donald Trump en 2020 en el tema del Sáhara Occidental, considerado por Rabat como parte de la «integridad territorial» de Marruecos. El 10 de diciembre de ese año, unas semanas antes del fin de su primer mandato, el entonces inquilino de la Casa Blanca anunció en Twitter (ahora X) haber «firmado una proclamación reconociendo la soberanía marroquí» sobre este territorio, calificado como «no autónomo» por las Naciones Unidas.
Ese mismo día, durante una llamada telefónica entre los dos jefes de Estado, Mohammed VI agradeció a Trump, expresándole «su profunda gratitud por esta postura histórica». A cambio, Marruecos aceptó retomar sus relaciones oficiales con Israel.
Un mes después, el embajador de Estados Unidos en Rabat viajó a la ciudad de Dajla, en el Sáhara Occidental –primera visita de un diplomático estadounidense de ese nivel– para iniciar «el proceso oficial de apertura de un consulado» junto al ministro marroquí de Asuntos Exteriores. Sin embargo, la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca el 20 de enero de 2021 paralizó el proyecto. Sin cuestionar la proclamación de su predecesor, la administración del presidente demócrata nunca concretó la instalación de una representación diplomática estadounidense en el Sáhara Occidental. En diciembre de 2023, el Departamento de Estado indicaba a Le Monde que «no tenía anuncios que hacer» al respecto.
«Espero que termine lo que empezó»
Así de esperada era en el país la reelección de Donald Trump, en un conflicto cuya resolución es el objetivo número uno de la política exterior marroquí. «Espero que termine lo que empezó, es decir, abrir un consulado estadounidense en Dajla o en El Aaiún», declaró Hassan Alaoui, director del periódico Maroc diplomatique, quien se dijo «aliviado» por el resultado de las elecciones estadounidenses y convencido de que «los demócratas, a diferencia de los republicanos, nunca han apoyado firmemente a Marruecos en el Sáhara [Occidental]».
Sin embargo, las consecuencias del regreso de Trump a la Casa Blanca, cuya imprevisibilidad fue una de las características dominantes de su primer mandato, parecen bastante inciertas para el reino, aunque es «probable que su aversión al multilateralismo ofrezca a Marruecos una oportunidad para lograr una solución en el Sáhara Occidental que favorezca a Rabat», sugiere Intissar Fakir, directora del programa de África del Norte y Sahel en el centro de estudios estadounidense Middle East Institute.
Según ella, es posible que Trump emprenda nuevamente acciones «no ortodoxas» y transaccionales que pasen por alto el marco de la ONU, ya que el presidente electo nunca dejó de criticar la ineficacia de la organización internacional.
Sin embargo, muchos observadores consideran que Marruecos no será una prioridad para Donald Trump, lo cual también habría sido el caso si su rival demócrata, Kamala Harris, hubiera sido elegida. Su agenda diplomática se centrará sobre todo en la guerra en la Franja de Gaza, la cual ha manifestado querer terminar.
Su deseo de establecer la paz en Oriente Próximo, lo cual fue un argumento de campaña ante los electores árabes-estadounidenses, podría entonces llevar a la reactivación del proceso de los Acuerdos de Abraham. Negociados y orquestados por su yerno, Jared Kushner –entonces alto asesor del presidente estadounidense–, estos acuerdos condujeron en 2020 a la normalización de relaciones entre Israel y varios países árabes, entre ellos Marruecos. Si el plan se reactiva, es posible que Rabat deba apoyar la reanudación de este proceso.
Un papel estratégico entre Estados Unidos y China
Más allá de la relación bilateral, la evolución de las relaciones entre Washington y Pekín también será observada con atención por Marruecos. Donald Trump, que tiene la intención de reducir la dependencia estadounidense de materiales críticos provenientes de China, indispensables para la fabricación de vehículos eléctricos, podría modificar la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), estiman analistas estadounidenses.
De ser así, los 400 mil millones de dólares (372 mil millones de euros) en gastos de este plan, aprobado bajo la administración Biden y destinado a descarbonizar la economía estadounidense, estarían sujetos a restricciones adicionales, lo cual tendría consecuencias en el monto de los créditos fiscales para vehículos eléctricos y en las condiciones de acceso a estos créditos para componentes fabricados en el extranjero.
Y es que Marruecos está directamente afectado por la IRA, que se basa, entre otras cosas, en un abastecimiento a partir de países amigos o aquellos con acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, como es el caso de Rabat desde 2004. Esto explica que grandes empresas chinas, especializadas en la fabricación de baterías eléctricas o cátodos, hayan anunciado su intención de invertir hasta 10 mil millones de euros en el reino, para mantener su acceso al mercado estadounidense. En enero, el think tank estadounidense Center for Strategic and International Studies describió esta estrategia industrial china como un intento de eludir la IRA aprovechando el «friend-shoring» («comercio entre países amigos»). Un enfoque que podría verse comprometido si Trump revisa este plan.
Fuente : Le Monde, 06/11/2024
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