Etiquetas : Sahara Occidental, Marruecos, Frente Polisario, Grupo de Gdeim Izik,
No podemos callarnos indefinidamente ante semejante barbaridad. Un grupo de militantes saharauis lleva 14 años encerrado en las mazmorras marroquíes en circunstancias infrahumanas. Víctimas del silencio de la ONU y la negligencia. Olvidados por la comunidad internacional y por su propio movimiento de vanguardia, el Frente Polisario.
En Palestina, el heróico movimiento de resistencia Hamás ha registrado proezas históricas en aras de liberar a los suyos que languidecen en las prisiones israelíes. En el Sáhara Occidental, nadie se interesa por ellos a pesar de que las autoridades marroquíes los tienen bajo un régimen especial de humiliación, tortura y sufrimiento.
El Frente Polisario nunca ha movido un dedo por ellos a pesar de que sabe de que el enemigo cultiva el odio hacia los saharauis. A pesar de que sabe que los marroquíes son un pueblo arraigado a la crueldad y a la humiliación del otro. Es el único pueblo donde se practica la tortura de la botella en el ano para humillar al otro. El Rey Hasán II era cruel, pero nunca dió instrucciones a sus verdugos para que introdujeran botellas en los traseros de los detenidos. Esa iniciativa fue producto de la mente atrofiada de los siervos del régimen marroquí, siervos criados en una sociedad donde la maldad es innata, un pueblo cruel por naturaleza.
Las « proezas » de los marroquíes son bien conocidad en Europa. La Mocro Mafia en Holanda, el tráfico en Francia y España, los atentados terroristas, mujeres degolladas por haber repudiado a sus maridos…. La lista de los crímenes marroquíes no tiene límite, podría llenas las páginas de un voluminoso libro.
La patente del ciudadano marroquí salta a la vista en los escándalos políticos del gobierno del Majzén : espionaje, corrupción, chantaje, turismo sexual, pederastia… y un rey tambleándose en las calles de París bajo el efecto del alcohol. A Marruecos le va de maravilla el dicho de « cada pueblo tiene a los dirigentes que se merece ». El responsable marroquí, sea cual sea su rango, es un malhechor y un criminal. Eso no lo aprendió en la Escuela de Administración del Ministerio del Interior sino que lo mamó del pecho de su madre. ¿Qué se puede esperar de un país cuyos video dieron la vuelta al mundo en los que un embajador insulta a su homólogo saharaui de la manera más vil que se pueda imaginar?
Es en ese país en que se encuentran encerrados los héroes de la epopeya de Gdeim Izik. Olvidados por los dirigentes saharauis en unas de las peores prisiones del mundo. Lo mínimo que se pudo haber hecho por ellos es establecer la condición de su liberación como preámulo a cualquier negociación, sabiendo que las negociaciones no eran más que una excursión turística para los participantes. Así, al menos, se sacaría provecho de un proceso que no conduce a nada.
El caso del Grupo de Gdeim Izik es el vivo ejemplo de la incompetencia de los dirigentes saharauis : ni independencia, ni victorias militares, ni logros diplomáticos, ni liberación de los prisioneros saharauis. Es el balance de 50 años bajo el mando de la cuadrilla que conduce nuestros destinos.
Con esta ocasión, rindo homenaje a estos militantes saharauis que dieron el mejor ejemplo de sacrificio y lucha por la justa de su pueblo.
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