Café Argana: terrorismo de Estado para frenar la marcha democrática

El 23 de diciembre, el Café Argana reabrió sus puertas al público. Hace 4 años, el 26 de Abril del 2011, cerró después de una explosión que había destruido su instalación.
« El atentado de Marrakech del 2011 sigue siendo una extraña historia con muchas lagunas », observó en un tweet con esta ocasión, el investigador añericano Andrew Lebovich, especialista en el norte de África y el Sahel. Y añade que los trabajos para su reapertura « tardaron demasiado tiempo ».
Las declaraciones de Lobovich se basan en una sospecha acerca de los verdaderos autores del atentado que sacudió al turismo marroquí en pleno corazón: la simbólica plawa de Jamaa Lefnaa de Marrakech.
La fecha y la coyuntura política que atravesaba toda la región alimentaron toda clase de sospechas y alentaron a todo tipo de teorías conspiracionistas.
En efecto, los acontecimientos de la primavera árabe acababan de empezar y habían tocado a la juventud marroquí que salió a la calle para rivindicar un régimen democrático donde el rey reina pero no gobierna. Enmarcados en el Movimiento del 23 de febrero por la izquierda marroquí, el eterno enemigo de la monarquía alauí desde la época de Mehdi Ben Barka, los jóvenes mostraron una determinación que sembró pánico en el palacio real.
Las manifestaciones sacudieron a todo Marruecos. Con el fin de detener el movimiento, el Majzen acusó a Argelia de estar detrás de este movimiento con el fin de desestabilizar a Marruecos. Pero no fue suficiente. Entonces, se volvió hacia los saharauis. La policía reunió a colonos marroquíes para atacar a los ciudadanos saharauis en Dajla, una ciudad donde nunca hubo, hasta entonces, manifestaciones independentistas. Tampoco dió resultado. Nada parece capaz de detener la marcha de una juventud marroquí sedienta de justicia y democracia. De repente llegó la noticia de Marrakech. El Café Argana explota en circunstancias muy ambiguas. La opinión pública marroquí acusa a los servicios secretos marroquíes de estar detrás del ataque. « Es el peor que nos pueda pasar a nosotros. Un golpe demoledor. Esta dcatástrofe va a ser explotada por los conservadores y los halcones, los partidarios de la represión en exceso, que no son pocos aqui », dice Karim Boukhari, el jefe de redacción de la revista Tel Quel.
Francia, un país que dice defender los Derechos Humanos en Siria, no dijo nada sobre el ataque, ni sobre lo que pasó en Marruecos, donde los jóvenes líderes de las manifestaciones fueron asesinados uno tras otro.
Hoy en día, un comando terrorista compuesto en su totalidad por marroquíes mató a casi 200 personas en París y Francia sigue sin decir nada. Al contrario, felicita a Rabat por su contribución en el descubrimiento del lugar donde se escondía Abaadou, el cabecilla de la operación terrorista.
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