Desde hace unos tres meses, los dirigentes marroquíes perdieron la esperanza de ver al Secretario General de la ONU ceder ante sus exigencias de descartar todo cambio en las prerrogativas de la MINURSO y renunciar a la aplicación del Capítulo VII en el tratamiento del conflicto del Sáhara Occidental.
Desde entonces, Rabat utiliza todo tipo de estratagemas para dar la impresión de que está dispuesto a todo por el territorio saharaui. España vive la presión marroquí en su carne. Abandonado por París, Marruecos intenta reemplazar su apoyo por el de España.
Otro de los métodos marroquíes es amenazar con prender fuego en toda la región. Primero poniendo trabas a los buenos oficios argelinos para devolver la paz a Malí. Segundo, amenazando con una guerra contra Argelia.
Desde hace unos meses, y con más precisión desde el nombramiento de un Enviado Especial de la Unión Africana para el Sáhara Occidental, la campaña contra Argelia ganó en intensidad. Desde que el ministro de asuntos exteriores marroquí, Salaheddine Mezouar, dijo que su “conflicto no es con el Polisario sino con Argelia”, añadiendo que “Argelia utiliza todos los medios financieros y logísticos para contrarrestar los esfuerzos de Marruecos en aras de encontrar una solución”.
En declaraciones ampliamente repetidas por la prensa marroquí, Mezouar dijo que “el tono con Argelia debe cambiar et dejar de un lado la flexibilidad habitual”. Y eso que, después de tantos derrapes verbales y ataques mediáticos, a Marruecos ya sólo le queda recurrir a las ametralladoras y a los cañones. Es como si los marroquíes quisieran pasar del discurso diplomático al de las armas.
Con este motivo, Marruecos busca todos pretextos, incluso los más ridículos, para levantar la polémica con Argelia. En eso, la maquinaria de propaganda marroquí no falta de experiencia.
En este marco entra la última escena creada por el Majzén en la frontera con Argelia. Rabat montó un escenario digno de las películas de Hollywood. No hace falta recordar que la verdadera causa de la reacción desproporcionada de Rabat se busca en la agenda de las reuniones del Consejo de Seguridad. La del 27 de octubre, consagrada al Sahara Occidental asusta a Marruecos. El incidente fronterizo sirvió de pretexto para intentar situar la reunión en un clima de tensión artificial.
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