Cada vez que Marruecos se enfrenta a una complicación en la cuestión del Sáhara Occidental, la prensa marroquí escribe que el rey intervino personalmente para colocar las ruedas del tren sobre sus raíles.
Cuando se conoció, en abril pasado, el contenido del informe del Secretario General de la ONU, la MAP anunció que el rey Mohamed VI resolvió el problema con una llamada telefónica a Ban Ki-moon.
Cuando el jefe de los servicios de contraespionaje marroquíes, Abdellatif Hammouchi, fue convocado por la justicia francesa por presunta implicación en actos de tortura contra dos ciudadanos marroquíes y un saharaui, se invocó también una intervención por teléfono de Mohamed VI gracias a la cual el problema fue resuelto con el presidente francés François Hollande.
Sin embargo, la información revelada por el portavoz del jefe de la ONU, Ban Ki-moon, demuestran que éste está lejos de ceder a las presiones marroquíes.
En efecto, el 23 de julio, la oficina de Ban Ki-moon mandó una nota a los despachos de la agencia marroquí de prensa MAP, indicándoles que el emisario onusino para el Sáhara Occidental no tiene la intención de dimitir y está preparando su próxima gira en los países de la región. Lo cual constituye un duro golpe para la diplomacia de Mohamed VI que se añade al de la nominación de la nueva jefa de la MINURSO sin consultar con Rabat como se hacía anteriormente. Por eso, la MAP no dijo ni « pío » sobre el asunto.
Dos detalles que tienen mucho significado. Pues vienen a decir que los responsables de la ONU no son funcionarios pagados por Marruecos para la realización de sus misiones, al igual que significan que son pasado los tiempos de la arrogancia en los que Marruecos imponía su dictamen sobre los asuntos de la ONU.
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