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El Frente Polisario podría haber derrotado al ocupante marroquí en su guerra por la independencia, de no ser por la intervención de Francia y de países árabes como su aliado Arabia Saudí. Así lo revela un informe secreto de 10 millones de páginas sobre el conflicto del Sáhara Occidental hecho público recientemente por la agencia de inteligencia estadounidense, la CIA. La agencia levanta el velo, 44 años después del estallido de la lucha armada, sobre el trasfondo del apoyo que recibió Marruecos mientras perdía la guerra contra el Frente Polisario hasta que los países europeos y árabes intervinieron política y militarmente para apoyar a Hassan II.
La CIA dio luz verde para facilitar el acceso a más de 10 millones de páginas, de las cuales 900.000 son documentos desclasificados que revelan lo que ocurrió desde marzo de 1979, 4 años después de la precipitada salida de España, cuando 300.000 marroquíes esperaban en una pequeña ciudad en medio del desierto llamada Taj, situada cerca de la frontera de la actual RASD. « La anexión del Sáhara Occidental por parte de Marruecos en 1975 se hizo por la fuerza y condujo a la guerra », informa la CIA.
La guerra del Sáhara es el conflicto más antiguo de África, que se ve obstaculizado por la dilación marroquí en la aplicación de las resoluciones de la ONU que prevén la autodeterminación del pueblo saharaui. Las consecuencias del enfrentamiento entre el Frente Polisario y Marruecos, y sus secuelas, se han extendido a la vecina Argelia, afirma el periódico. Los efectos colaterales se han extendido también a Mauritania y las Islas Canarias, que han acogido a muchos de los saharauis que no han huido a los campamentos argelinos de Tinduf.
Los ataques saharauis contra las tropas españolas han continuado desde 1969, con el resultado de decenas de heridos y muertos. Ni siquiera la muerte del arquitecto del Polisario, Mohamed Basiri, a manos del espionaje español, fue suficiente para apagar la llama independentista. El presidente de la RASD, Brahim Gallique, fue, junto con Basiri, combatiente y cofundador del Frente. Gali también formó parte del primer gobierno oficial de la RASD como Ministro de Asuntos Exteriores y posteriormente fue responsable de Defensa.
El informe señala que en el conflicto y la invasión del Sáhara por parte de Marruecos, la ayuda que los marroquíes recibieron de EEUU, Francia, España y Arabia Saudí fue decisiva gracias a la relación entre Hassan II y Henry Kissinger, entonces consejero de Seguridad Nacional de EEUU. El 21 de agosto de 1975, el Departamento de Estado estadounidense dio luz verde a un proyecto estratégico secreto de la CIA, financiado por Arabia Saudí, para arrebatar a España la antigua provincia del Sáhara (una superficie de 270.000 kilómetros cuadrados).
El documento de base, titulado « El Sáhara Occidental, la bola y la cadena de Marruecos » se dio a conocer por entregas en 2017, pero ahora recobra notoriedad debido a la paralización bilateral del borrador de las negociaciones que se han llevado a cabo desde enero de 2019 bajo la instigación de la ONU entre representantes de Marruecos, el Polisario, con la supervisión de Argelia y Mauritania para sentar las bases de un acuerdo.
El conflicto duró hasta 1991, tras el alto el fuego impuesto por la ONU con la promesa institucional de organizar un referéndum de autodeterminación, que nunca se celebró debido al constante boicot de Marruecos a las negociaciones. El proceso de descolonización del Sáhara Occidental es el más antiguo del mundo.
La colonia española se considera geoestratégicamente sensible. Se encargó a Gran Bretaña que llevara a cabo la debida diligencia en toda la provincia y estableció su riqueza en fosfatos, hierro, petróleo y gas. Los técnicos británicos identificaron y sellaron los pozos de petróleo que podrían ser explotados después de varias décadas, para evitar que la guerra del Sáhara se convirtiera en un conflicto económico a los ojos de la comunidad internacional.
En este contexto, Estados Unidos no estaba dispuesto a dejar en manos españolas el futuro político y comercial de la región bajo el control de la RASD, ya que también mantenía estrechas relaciones con Argelia, que entonces era considerada aliada de la Unión Soviética.
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