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Sahara: La firma del Acuerdo de Madrid relatada por la CIA

Con el acuerdo, Madrid ha abandonado su insistencia en un referéndum para la zona. El funcionario español afirmó que «se celebrarán consultas con los líderes tribales locales sobre el futuro del Sáhara español». Madrid se muestra inquieto por el acuerdo, ya que prevé el descontento de Argelia. Argelia es el principal proveedor de gas natural de España, pero al parecer Madrid prefirió arriesgar su suministro energético antes que involucrarse en hostilidades en el Sáhara.

Boletín de Inteligencia Nacional, 15 de noviembre de 1975.

España, Marruecos y Mauritania acordaron ayer establecer una administración provisional conjunta para gobernar el Sáhara español, que se retira por completo a principios del próximo año.

El ministro de información español predijo ayer que España estaría fuera del Sáhara a finales de febrero. Dijo que los detalles del nuevo acuerdo no serían hechos públicos por España hasta que el parlamento español completara el proceso —programado para comenzar el martes— de descolonización formal del territorio.

Los comentarios preliminares de los funcionarios españoles indican que están descontentos con el pacto. Un funcionario español que ha estado involucrado en las negociaciones dijo a la embajada de Estados Unidos en Madrid que era un «mal acuerdo», pero que se hizo necesario por la demostrada incapacidad de la ONU para evitar que la situación degenerara en una guerra.

Con el acuerdo, Madrid ha abandonado su insistencia en un referéndum para la zona. El funcionario español afirmó que «se celebrarán consultas con los líderes tribales locales sobre el futuro del Sáhara español». Madrid se muestra inquieto por el acuerdo, ya que prevé el descontento de Argelia. Argelia es el principal proveedor de gas natural de España, pero al parecer Madrid prefirió arriesgar su suministro energético antes que involucrarse en hostilidades en el Sáhara.

La ONU podría no tener ningún papel ahora que se le ha presentado un hecho consumado. En el mejor de los casos, podría intentarse obtener su aprobación.

El acuerdo supone una victoria para el rey Hassan de Marruecos, quien desde hace tiempo busca anexionarse al menos parte del Sáhara español. Hassan podrá presentar la nueva autoridad conjunta como el cumplimiento de su promesa de agosto de liberar el Sáhara español para finales de año.

Como coadministradores, Rabat y Nuakchot podrán designar personalmente a los líderes tribales del Sahara —incluido el presidente de la asamblea general del territorio, quien desertó a Marruecos— para cualquier consulta. El resultado de estas consultas sería casi con toda seguridad la decisión de dividir el territorio: asignar a Marruecos la región norte, con sus ricos yacimientos de fosfato, y a Mauritania la parte sur, con su mineral de hierro.

Argelia parece ser la gran perdedora. El Ministerio de Asuntos Exteriores argelino emitió ayer un comunicado indicando que Argel no aprobaría ningún acuerdo del que no hubiera sido parte. El comunicado reiteró enérgicamente el apoyo inequívoco de Argelia al principio de autodeterminación, sugiriendo que está dispuesta a impulsar un referéndum para el Sáhara español. Una agencia de noticias oficial argelina advirtió a Madrid que cualquier acción para dividir el territorio sería un grave error. La agencia afirmó que tal acción pondría en peligro los intereses de España; aparentemente, en referencia al gas natural de Argelia. Si bien la agencia sugirió que el pueblo saharaui lucharía por liberar su patria, insinuó que Argelia participaría directamente en la lucha.

Argelia, como primer paso, intentará obtener apoyo en la ONU para revertir el acuerdo. Argel observará que las «consultas» propuestas no se ajustan a una opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia, que confirmó el derecho de los saharauis a la autodeterminación. Si bien un informe de la ONU del mes pasado no llegó a respaldar explícitamente un referéndum, resoluciones anteriores de la asamblea respaldaron la autodeterminación.

Los argelinos también se movilizarán para crearle a Marruecos el mayor número de problemas posible. Por ejemplo, seguirán proporcionando armas, entrenamiento y posiblemente algunos «voluntarios» al Frente Polisario, un grupo independentista saharaui. Con refugio en Argelia y armas suficientes, un número relativamente pequeño de guerrilleros del Frente podría llevar a cabo sabotajes y atentados terroristas contra la nueva administración conjunta. Argel también podría renovar su apoyo a los disidentes dentro de Marruecos.

Argelia probablemente esperaría que una insurgencia del Polisario contra la ocupación marroquí consiguiera retener a un gran número de tropas durante un tiempo. El Frente ya afirma controlar parte del territorio. Sus líderes desean la independencia completa del Sáhara Español y han prometido luchar para lograrlo. Según informes de prensa argelinos, hasta 2555 miembros del Frente Polisario se encuentran en el territorio.

España

El príncipe Juan Carlos está sacando el máximo provecho de su condición de jefe de Estado «temporal».

Aprovechando la urgencia del problema del Sáhara, ha actuado con decisión y se le atribuye gran parte del mérito por revertir la marcha marroquí. Su imagen de liderazgo se ha visto fortalecida al presidir dos reuniones del Consejo de Defensa Nacional, algo que Franco rara vez hacía. La gestión de Juan Carlos en la cuestión del Sáhara hasta la fecha también ha mejorado su relación con los altos mandos militares, cuyo apoyo necesitará en los próximos meses.

Si bien Juan Carlos no ha sido tan asertivo en asuntos internos, la continua presencia de Franco le ha dado al príncipe una excusa para no serlo. Así pues, los medios de comunicación han aplaudido a Juan Carlos por las recientes indicaciones de que el Gobierno está tomando medidas para resolver la delicada cuestión del regionalismo. El 11 de noviembre, el Consejo de Ministros adoptó un decreto -iniciado hace varios meses- por el que se crea una comisión para preparar un estatuto administrativo especial para dos de las provincias vascas (…) La prensa también ha informado de que próximamente se emitirá también un decreto aprobado el pasado mes de mayo que autoriza la enseñanza de las lenguas regionales en las escuelas y su uso en las actividades de los gobiernos locales.

En general, sin embargo, la parálisis en la formulación de políticas internas probablemente continuará mientras Franco viva. Durante el interregno, las actividades de la ultraderecha, si no se controlan, complicarán los esfuerzos de Juan Carlos por abrir la sociedad española tras su investidura como rey. Blas Pinar, líder del partido ultraderechista Fuerza Nueva, ha estado celebrando mítines por todo el país advirtiendo de los peligros que representan los partidos políticos. Señalando que la monarquía derivará su legitimidad únicamente de Franco, ha instado a Juan Carlos a purgar el gobierno de todos aquellos que no han apoyado al franquismo.

Extremistas de derecha, como las Guerrillas de Cristo Rey, vinculadas a Fuerza Nueva, han agredido recientemente a manifestantes estudiantiles y abogados de la oposición, y han enviado cartas amenazantes a opositores e incluso a algunas figuras del establishment más progresistas.

Mientras tanto, las fuerzas de seguridad han aprovechado al máximo los amplios poderes otorgados por los decretos antiterroristas del verano pasado para realizar arrestos y reprimir toda forma de disidencia. En los últimos días, según estimaciones de la prensa, más de 100 personas han sido arrestadas, incluido el editor del prestigioso periódico independiente Ya, quien fue procesado por publicar un artículo sobre la sucesión. Seis sacerdotes han sido multados por sus sermones, y el gobierno ha prohibido varias conferencias de importantes profesores, incluido el exministro Ruiz Giménez.

Juan Carlos no podrá posponer las decisiones de política interior por mucho más tiempo, incluso si Franco vive. Se espera una decisión sobre el sucesor de Rodríguez de Valcárcel, el presidente conservador del Parlamento, cuyo mandato de seis años expira a finales de este mes. El cargo es importante porque el titular se convierte automáticamente en presidente del Consejo del Reino, que es fundamental en la elección de los nuevos primeros ministros, y del Consejo de la Regencia, compuesto por tres miembros, que gobernará desde la muerte de Franco hasta la investidura de Juan Carlos.

Si Juan Carlos decide conservar a Rodríguez de Valcárcel, la izquierda española interpretará esta decisión como un franquismo sin Franco. Si se elige a otro, se examinarán cuidadosamente sus credenciales políticas en busca de pistas sobre el rumbo que Juan Carlos planea tomar para España.

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