Francia-Marruecos: La carrera por la explotación económica del Sahara Occidental

En el centro de la reconciliación entre Marruecos y Francia está el potencial económico del territorio no autónomo del Sahara Occidental

La visita de Emmanuel Macron a Rabat, a finales de octubre, selló la reconciliación entre Marruecos y Francia. En el centro de este acercamiento: el potencial económico del Sahara Occidental, considerado un territorio no autónomo según el derecho internacional.

Camélia Echchihab

Palacio de los Huéspedes Reales, Rabat, lunes 28 de octubre de 2024. Ministros y empresarios desfilan bajo la mirada satisfecha de Emmanuel Macron y Mohamed VI para firmar 22 acuerdos de cooperación. Al día siguiente, se suman 18 más a la lista.

En total, cerca de 10.000 millones de euros en inversiones se concretaron durante la visita de Estado del presidente francés a Marruecos, la primera desde 2018. Este viaje, que debía marcar la gran reconciliación diplomática tras tres años de tensiones, destacó principalmente la magnitud de la agenda económica entre ambos países.

Catherine Macgregor, Patrick Pouyanné, Estelle Brachlianoff… De las 150 personalidades de la delegación francesa, cerca de 40 eran altos ejecutivos. Para las empresas francesas, el atractivo es doble: la proximidad del Mundial de Fútbol Masculino 2030, que Marruecos coorganizará con España y Portugal, ha generado un auge de licitaciones y grandes contratos. Pero sobre todo, el campo de acción se ha ampliado: los 266.000 kilómetros cuadrados del Sahara Occidental ahora son considerados por Francia como parte de Marruecos, a pesar de que la ONU lo clasifica como territorio no autónomo.

Una ventana hacia África

Hasta ahora, ni la crisis de los visados ni el caso Pegasus han frenado el comercio entre Marruecos y Francia, que alcanzó « un récord histórico » en 2023, según el Elíseo. Sin embargo, ambos países están por escribir “un nuevo capítulo”, como declaró Mohamed VI, según lo citado por Emmanuel Macron en una entrevista con la cadena pública marroquí 2M. El primer capítulo incluye una ola inédita de inversiones.

Además de los habituales acuerdos entre ministerios, desde transporte ferroviario hasta energía, pasando por educación y cooperación cultural, la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) firmó seis acuerdos por un valor de 900 millones de euros para los próximos cinco años. La Oficina Jerifiana de Fosfatos (OCP), una empresa estatal, se llevó el premio mayor: la AFD le concedió un préstamo de 350 millones de euros para apoyar su estrategia de descarbonización y facilitar asociaciones con empresas francesas que buscan expandirse en África, donde Marruecos tiene una sólida presencia.

Francia también expresó su intención de apoyar a Marruecos en la preparación del Mundial 2030, con una ayuda de 100 millones de euros para el desarrollo de la región de Casablanca-Settat. Desde su selección como uno de los países anfitriones, Marruecos ha emprendido proyectos ambiciosos, como la construcción del “estadio más grande del mundo” en Benslimane y la ampliación de la línea ferroviaria de alta velocidad Tánger-Casablanca hasta Marrakech, inicialmente suministrada por Alstom en 2011.

La fiebre del hidrógeno verde

Dos semanas después de la visita, el embajador francés en Marruecos, Christophe Lecourtier, visitó Laâyoune y Dakhla en el Sahara Occidental junto con 50 empresarios, explorando oportunidades en la región. Este movimiento refuerza las palabras de Macron: « Para Francia, el presente y el futuro de este territorio están ligados a la soberanía marroquí ».

Con recursos óptimos como sol, viento y acceso al Atlántico, el Sahara Occidental es ideal para energías renovables y la producción de hidrógeno verde. Marruecos, con su « Oferta Marruecos » lanzada en marzo de 2024, aspira a satisfacer el 4% de la demanda mundial para 2030. Entre los proyectos, Engie planea invertir hasta 15.000 millones de euros en asociación con la OCP, mientras que Total y otros actores franceses buscan desarrollar grandes proyectos en la región.

¿Y el derecho internacional?

La politóloga Khadija Mohsen-Finan señala la falta de claridad en el marco legal de estos acuerdos. La Corte de Justicia de la UE ya ha anulado tratados de pesca y agricultura entre la UE y Marruecos por no contar con el consentimiento del pueblo saharaui. A pesar de las posibles repercusiones legales, Francia sigue adelante, defendiendo el plan de autonomía marroquí como la única solución viable.

Hasta ahora, el Frente Polisario ha presentado demandas contra empresas como Transavia y BNP Paribas, y la lista podría crecer. La polémica está lejos de terminar.

Francia también muestra su intención de apoyar a Marruecos en la preparación del Mundial 2030, con una ayuda de 100 millones de euros destinada al desarrollo de la región de Casablanca-Settat. Desde que fue seleccionado como uno de los tres países anfitriones, el reino ha mostrado ambiciones grandiosas. Ejemplo de ello es la construcción del “estadio más grande del mundo” en Benslimane, así como un importante proyecto ferroviario que se extenderá por todo el país, incluyendo la ampliación de la línea de alta velocidad Tánger-Casablanca hasta Marrakech, inicialmente suministrada por la empresa francesa Alstom en 2011.

La Oficina Nacional de Ferrocarriles (ONCF) ha lanzado licitaciones para varios tramos, algunas ya adjudicadas a compañías chinas o marroquíes. Sin embargo, el cambio de postura de Francia sobre el Sáhara coincidió con tres contratos importantes ganados por empresas francesas en este mercado. En agosto de 2024, pocos días después de que Emmanuel Macron enviara una carta a Mohamed VI reconociendo el plan de autonomía de Marruecos como “la única base para alcanzar una solución política justa, duradera y negociada conforme a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”, Egis Rail obtuvo un contrato de asistencia técnica a la dirección de obra, a pesar de que la española Ineco ofrecía un precio 7,6 millones de euros más bajo, según el portal Le Desk.

Durante la visita de Estado, Alstom logró un gran acuerdo: la venta de 18 trenes a la ONCF por un valor que podría alcanzar los mil millones de euros. Por su parte, Vossloh-Cogifer también consiguió un contrato para el suministro de equipos de vía.

La fiebre por el hidrógeno verde

Dos semanas después de esta visita de Estado, el embajador de Francia en Marruecos, Christophe Lecourtier, visitó Laâyoune y Dajla, en el Sáhara Occidental, acompañado de una delegación de 50 empresarios que exploraron oportunidades en la región junto con la Cámara Francesa de Comercio e Industria de Marruecos. La próxima visita de Rémi Rioux, director de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), reforzará este movimiento. Según Rioux, “el grupo AFD invertirá en el Sáhara, puente entre Marruecos y sus países vecinos”.

Este enfoque sigue la declaración de Emmanuel Macron ante el parlamento marroquí el 29 de octubre de 2024: “Lo reafirmo aquí frente a ustedes: para Francia, el presente y el futuro de este territorio están dentro del marco de la soberanía marroquí”.

Con sol, viento y una extensa costa atlántica, el Sáhara Occidental tiene condiciones óptimas para la producción de energías renovables y combustibles descarbonizados, como el hidrógeno verde, que puede transformarse en amoníaco verde. En marzo de 2024, Marruecos lanzó su iniciativa “Oferta Marruecos”, un llamamiento a explotar un millón de hectáreas ya identificadas con el objetivo de satisfacer el 4 % de la demanda mundial de hidrógeno verde para 2030.

Con nueve compañías energéticas acompañando a Macron durante su visita, ya se han concretado cuatro grandes proyectos en esta región estratégica.

Engie asegura una alianza con la OCP para un proyecto de hasta 15 mil millones de euros

Según informó la revista marroquí Telquel, Engie ha establecido una asociación con la OCP para un proyecto que podría alcanzar una inversión de 15 mil millones de euros. Su acuerdo de desarrollo conjunto abarca seis iniciativas relacionadas con energías renovables, infraestructuras eléctricas, amoníaco verde, desalación sostenible y actividades de investigación e innovación. Aunque aún no se ha oficializado el lugar donde se ubicarán los sitios industriales, el director general de Engie Marruecos, Loïc Jaergert-Huber, quien ya lidera un proyecto de planta de desalación y parque eólico cerca de Dajla, destacó en marzo de 2024 su interés por el Sáhara: “Estamos interesados en otros proyectos en la zona, aún más complejos: renovables, infraestructuras eléctricas, hidrógeno verde y sus derivados para el horizonte 2030-2035.”

Se sabe, sin embargo, que Engie proporcionará las líneas de la red eléctrica para los sitios de producción de la OCP, además de abastecerlos, y también suministrará agua desalinizada a las regiones agrícolas explotadas por el gigante de los fosfatos.

Ambiciosos objetivos energéticos del OCP

La OCP tiene objetivos audaces para su transición energética y busca cumplirlos en un plazo cercano, especialmente porque el mecanismo europeo de ajuste en frontera de carbono (Carbon Border Adjustment Mechanism, CBAM) entrará plenamente en vigor a finales de 2025. Desde 2022, el grupo Total ya había presentado propuestas para acompañar a la OCP, incluyendo un gran proyecto de hidrógeno verde en Tilemzoune. Sin embargo, la OCP decidió finalmente lanzar su propio programa de inversión, deteniendo las negociaciones con Total.

El economista marroquí y defensor de derechos humanos, Fouad Abdelmoumni, reflexiona: “¿Por qué la OCP, que estaba lista para emprender sola su descarbonización, ha cambiado de estrategia para ofrecer a Engie un mercado completamente cerrado?” Aunque no es la primera vez que el gigante de los fosfatos se asocia con una empresa energética extranjera —en abril de 2024 anunció una empresa conjunta, también en hidrógeno verde, con la minera australiana Fortescue—, el economista subraya: “Firmar un contrato de 15 mil millones de euros implica necesariamente una dependencia significativa.”

Total y otros actores franceses también participan

A pesar de todo, Total no quedará fuera del negocio. Compartirá su participación con dos socios daneses. Su director, Patrick Pouyanné, acompañó a la delegación presidencial para firmar un contrato preliminar de reserva de terreno para un centro de producción de amoníaco verde en Chbika, una pequeña ciudad en la región de Guelmim-Oued Noun que recientemente recibió un préstamo de 25 millones de euros de la AFD. Este proyecto colosal está destinado a la exportación hacia el mercado europeo.

Más al sur, otros dos actores energéticos franceses apuestan por Dajla, cuyo puerto estará operativo en 2030. MGH Energy ha confirmado el proyecto “Janassim”: una inversión de 5 mil millones de euros para construir una “fábrica de producción de combustibles sintéticos” junto con la compañía nacional Petrom. Por su parte, Hydrogène de France planea construir una planta capaz de producir 200 mil toneladas de hidrógeno verde al año.

¿Qué pasa con el derecho internacional?

Para Fouad Abdelmoumni, esta fiebre energética sobre el Sahara puede significar dos cosas:

La multiplicación de contratos puede indicar que ha habido un avance tecnológico importante, lo que sugiere que el hidrógeno verde es un mercado prometedor. O, por el contrario, puede ser una voluntad política que predomina en Marruecos, cuyo objetivo es atraer estas enormes inversiones para marcar su territorio… incluso si eso implica asumir todos los riesgos financieros.

De hecho, sigue existiendo una gran interrogante sobre el esquema financiero que permitirá pagar todos estos contratos.

Utilizando las mismas palabras que en su carta del 30 de julio, Emmanuel Macron insistió varias veces sobre el interés económico que representa este territorio. Los inversiones de la Banque publique d’investissement (Bpifrance) y de la AFD en la región continuarán, aseguró en un discurso en la Universidad de Rabat: « Quería aclarar las cosas en términos jurídicos tras las decisiones. »

Sin embargo, la aclaración sigue siendo limitada. « Hay un problema jurídico que resolver », afirma la politóloga Khadija Mohsen-Finan. El 4 de octubre de 2024, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), al que se dirigió el frente independentista del Polisario, anuló dos acuerdos de libre comercio entre la Unión Europea y Marruecos: uno sobre las licencias de pesca otorgadas a los Estados europeos frente a las costas marroquíes, y otro sobre la exportación de productos agrícolas. Esto se debió a que todo acuerdo comercial relacionado con la explotación de los recursos naturales debe pasar por « el consentimiento del pueblo del Sahara Occidental ». Khadija Mohsen-Finan se pregunta:

¿Cómo van a proceder para cumplir con las condiciones establecidas por el derecho internacional? Emmanuel Macron ha hablado de defender el plan marroquí ante las instituciones, pero ¿por qué no lo hizo antes de invertir? Da la sensación de que está haciendo las cosas al revés…

Hasta ahora, el abogado del frente Polisario ya ha presentado demandas contra Transavia, BNP Paribas y Société Générale. La lista podría alargarse.

Camélia Echchihab, Periodista independiente, entre París y Casablanca, fundadora de @feminicides.maroc.

Source : Orient XXI, 28 de noviembre de 2024

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