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La monarquía malvada y arcaica se ha creado un dogma, una ideología, otra religión que la del rey reinante, que indebidamente se hace pasar por Comendador de los creyentes y presidente del Comité El-Quds, de un reinado de lo más traicionero que habrá conocido la historia del mundo árabe. De traición, es heredero de su padre, este último que vendió las discusiones secretas de soberanos y jefes de Estado árabes durante cierta cumbre torpedeada, la víspera de la guerra árabe-israelí en 1967 y que había abogado por que la entidad sionista se uniera a la Liga de los Estados Árabes.
La historia de la llamada monarquía alauita se perpetúa mediante la traición y los puñales en la espalda de la causa palestina.
Hoy, este reyezuelo que ha marcado su reinado sólo con la corrupción elevada a nivel de diplomacia, el chantaje como medio de persuasión y una normalización vergonzosa, una subasta de tierras marroquíes para ofrecer colonias judías, expropiaciones de bienes inmuebles por parte de los judíos devueltas por gracia monárquica, la única que vendió a su pueblo, a sus mujeres y a sus hijos, a quienes se atreve a llamar « querido pueblo », para servir a la ocupación sionista en Palestina, guarda silencio ante el genocidio que sufre a diario el pueblo palestino.
Es más, prohíbe a los imanes pronunciar el nombre de Palestina en los sermones de los viernes y todos los días, impide a los partidarios del Raja Casablanca exhibir banderas de Palestina sólo para complacer a Netanyahou, su amado bibi, a quien, con total vergüenza, presentó su “triste” pésame desde las primeras horas del Diluvio de El-Aqsa.
Y más, el genocidio del Estado hebreo continúa, sin distinción de civiles, mujeres y niños, Mohamed VI se calla en su silencio, a pesar del grito de su pueblo que se expresó en una millonaria manifestación en Casablanca para gritar su solidaridad con el pueblo palestino y rechazar la normalización marroquí-israelí.
Nada puede hacer que este reyezuelo recupere el sentido ni hacerle escuchar a su pueblo. Y si cree que su despiadado sistema policial podrá controlar y amordazar indefinidamente el grito de rebelión de su pueblo, es porque el sionismo, al que apoya, contra viento y marea, le ha ofrecido una promesa de longevidad monárquica contra toda evidencia.
Pero, un día u otro, el rey incapaz de soberanía, atado de pies y manos al sionismo, colonizador, traidor, opresor y depredador, tendrá que rendir cuentas ante la historia que lo juzgará sin complacencia.
Mohamed El-Abassi, ex-diplomático
Fuente : La Patrie News, 05/11/2023
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