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Una vez más, la diplomacia belga y europea aborda el conflicto palestino-israelí al revés, confundiendo causas y consecuencias, descontextualizando completamente los acontecimientos y sus secuencias.
Por supuesto, podemos criticar la estrategia de Hamás y exigirle que respete el derecho humanitario. Pero es imposible ignorar el contexto del bloqueo militar de Gaza, que dura más de 15 años y que equivale a un acto de agresión permanente. Ignorar la ocupación de los territorios palestinos, que continúa desde hace más de 56 años, sin perspectivas de fin, o todo lo contrario. Ignorar la colonización que aumenta cada día, con su cuota de violencia diaria contra la población palestina, ya sea a manos de colonos extremistas o del ejército. Negar la realidad del apartheid que afecta a la población palestina.
Sólo cuando se recuerden estos elementos contextuales esenciales podremos analizar seriamente, política y jurídicamente, el desencadenamiento de la acción militar por parte de Hamás. Como recordatorio, la Corte Internacional de Justicia aclaró en 2004 que Israel, como Estado ocupante, no podía alegar defensa propia.
La solución a los ataques que emanan de territorios ocupados ilegalmente es el fin de la ocupación, no el uso de una fuerza militar aún más intensa, con el objetivo de poder… continuar la ocupación. En definitiva, la diplomacia belga y europea demuestra su habitual ceguera al aislar un episodio de su contexto jurídico y político, y muestra el poco respeto que tiene por el Derecho internacional, tantas veces invocado en el contexto de la guerra en Ucrania (ninguna cancillería no pensó de condenar los ataques con drones en territorio ruso), pero lo ignoró cuando se trata de Palestina.
Fuente: Muro de François Dubuisson
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