Las razones de la crisis entre España y Argelia

España, Argelia, Marruecos, Sahara Occidental, Unión Europea,

¿Por qué Argelia ha suspendido el tratado bilateral de cooperación y buena vecindad que mantenía con España desde octubre de 2002?

Aunque es difícil explicar en poco espacio las complejas interacciones que se dan en tableros como el euro-magrebí o el de la energía internacional, al menos trataré de acotar los principales elementos diplomáticos, económicos y estratégicos que influyen en esta situación.

La sensibilidad argelina

Podría parecer que la cuestión del Sáhara Occidental no es un asunto interno de Argelia. Pero no hay que olvidar los campos de refugiados saharauis en Tinduf, territorio argelino.

Hay que recordar también que Argelia accedió a la independencia (1962) por un proceso de autodeterminación después de una larga guerra anticolonial contra Francia, y que ha hecho de este derecho una directriz esencial de su política exterior.

Además, la presidencia de Argelia señala en su anuncio del día 8 de junio que España es la potencia administradora del Sáhara Occidental y que, al reconocer tácitamente la marroquinidad del territorio en disputa, está “violando la legalidad internacional” a la que alude el preámbulo del Tratado, además de la neutralidad que le es exigible como expotencia colonial.

En frente, Marruecos sostiene que el Sáhara Occidental forma parte de sus provincias del sur, que fueron colonizadas por España y que deben ser retrocedidas al reino alauí. La retrocesión existe en derecho internacional pero solo se aplica a aquellos enclaves o pequeños territorios que, por guerra y/o tratado, fueron arrebatados al Estado en el que se insertaban y con el que compartían rasgos comunes y gobierno.

Los casos de retrocesión, resueltos o no, son conocidos: Hong Kong, Gibraltar, Malvinas e incluso el territorio de Ifni, retrocedido por España a Marruecos en 1969. El Estado que demanda la retrocesión ha de probar que el territorio reclamado le pertenecía, estaba dentro de otro mayor con el que compartía identidad y forma de gobierno, pero firmó un tratado que le obligaba a cederlo.

El Sáhara Occidental no reúne ninguno de estos criterios. Ya se encargó la Corte Internacional de Justicia, en 1975, en su Opinión Consultiva, de aclarar que:

“(…) los elementos e informaciones puestos a su disposición no demostraban la existencia de ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sáhara Occidental, por una parte, y el Reino de Marruecos o el complejo mauritano, por la otra.”

Por tanto, es necesario continuar con el proceso de autodeterminación del territorio saharaui. En definitiva, no se puede devolver (retroceder) lo que nunca poseyó el Estado que ahora lo reclama.

Alcanzar la autodeterminación

El proceso de autodeterminación permite preguntar, por medio de un referéndum organizado por Naciones Unidas, sobre diferentes opciones posibles: independencia, integración en otro país (con o sin autonomía), libre asociación. Esta es la razón por la que se creó, en 1991, la Misión de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, MINURSO.

La autonomía es una de las opciones posibles, pero siempre dentro del marco de un proceso internacional de autodeterminación. Ahora bien, lo que Marruecos intenta conseguir por todos los medios posibles, éticos o no, es que las potencias y los países implicados den por buena una mera descentralización. Es decir, un estatuto autonómico sin más, olvidando las otras opciones disponibles, y confirmar su soberanía.

Improvisación

Un mensaje importante que hemos comprendido de estos episodios diplomáticos es, por un lado, el alto nivel de improvisación y la falta de cálculo (el error humano) y, por otro, el diferente trato que el Gobierno español ha dispensado a Marruecos y Argelia (la percepción).

El lenguaje poco cuidado de la carta del presidente del Gobierno español al monarca marroquí reconociendo su plan de autonomía para el Sáhara, y la sorpresa mostrada ante la respuesta de Argelia confirman que ha habido una serie de errores concatenados. En cuanto al trato, España pretende que Argelia acepte sin más las tesis marroquíes y la responsabiliza de la suspensión comercial.

El Gobierno español ha llevado la cuestión a Bruselas en vez de sentarse a negociar y Argelia ha declarado con respecto a la respuesta de Bruselas que la UE se ha precipitado al no oír sus argumentos y que seguirá sirviendo gas a España.

En cambio, cuando Marruecos utilizó en 2021 el asalto a Ceuta como instrumento de coerción para conseguir una ventaja sobre el Sáhara (según un informe del CNI), la respuesta de España no fue suspender el tratado bilateral de cooperación con Marruecos, sino dar el plácet a su plan de autonomía para los territorios saharauis.

¿Por qué negoció con Marruecos y no lo denunció ante la UE por una violación flagrante del tratado bilateral y de los derechos humanos?

El papel de la energía

¿Qué papel juegan en este asunto los rápidos cambios del mercado internacional del gas y las inversiones en seguridad energética de la Unión Europea?

Un dato para reflexionar: desde el inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, España, aprovechando su infraestructura regasificadora de gas natural licuado y su interconexión física con Francia y virtual con Italia, está reexportando más gas a Europa que el que está entrando por el gasoducto con Argelia.

The Conversation, 15/06/2022

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