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Juan Carlos pudo haber pactado en secreto los términos de la Marcha Verde con Hassan II
El entonces príncipe acordó el repliegue de las tropas y la entrada de 50 marroquíes en El Aaiún. La revelación de un mediático lío de faldas con una vedette habría sido una cortina de humo para tapar el impacto de la desclasificación de documentos de la CIA que probarían el papel de Juan Carlos.
Esta semana se ha procedido a la desclasificación de nuevos documentos de la CIA. Unas 12.500 entradas tienen por objeto España y albergan informes secretos de la inteligencia americana sobre la Transición, el rey Juan Carlos y la política interior del país hasta los años 90.
En esta documentación se hallan las conversaciones entre el Rey Juan Carlos y el Embajador de EE UU, Wells Stabller. Según los periodistas de El Español Araluce y Sainz, quedaría probado que el rey emérito no se limitó a mediar en el grave conflicto de la retirada del Sáhara del Ejército español, sino que habría pactado con EE UU y Marruecos los términos de la Marcha Verde. ¿Motivos? Asegurarse su corona. La reciente salida a la luz de un lío de faldas con una vedette se habría orquestado para que este dato, de una relevancia infinitamente mayor, pasara desapercibido.
El conflicto saharaui es uno de los capítulos de historia reciente que más avergüenza a muchos españoles. Una vergüenza política, militar y que supuso el cruel abandono de los ciudadanos de la 53 provincia del estado, un pueblo con DNI español acogido a sus leyes y a su protección.
España, acatando las órdenes de Juan Carlos, se doblegó ante un ejército muy inferior y abandonó cobardemente el campo de batalla sin pegar un solo tiro y entregando a su enemigo acuartelamientos y armamento.
Luis Rodríguez de Viguri, secretario general del Gobierno del territorio hasta la salida de España, afirmaba: « Ya sólo se puede pensar en responsabilidades históricas. Ha primado el interés de liquidar las aventuras colonialistas a costa del genocidio de los autóctonos, que es el caso del pueblo saharaui ».
La Marcha Verde
Franco había anunciado en 1974 que celebraría un referéndum de autodeterminación. Marruecos puso en marcha toda su maquinaria para evitarlo y ante la disputa, la ONU encargó un dictamen en el Tribunal de la Haya. Conclusión: el Sáhara Occidental no tenía vínculos de soberanía ni con Marruecos ni con Mauritania. El 6 de octubre de 1975, los servicios de Inteligencia del Ejército español habían informado a Franco, ya muy enfermo, de los planes del rey de Marruecos de apropiarse del Sahara. Un territorio vital desde el punto geoestratégico, rico en fosfatos, hierro, petróleo y gas.
Franco moribundo y el Príncipe Juan Carlos asumía en funciones la jefatura de Estado. La situación era crítica. A Juan Carlos le preocupaba la situación en el Sahara, cando estaba muy reciente el caso portugués. Si no lo gestionaba bien, podría perder su corona antes de ceñirla.
Hasta la fecha, había fundadas sospechas que Juan Carlos habría pedido en esta crisis la mediación de Estados Unidos. Kissinger habría aceptado e intercedido ante Hassan II y de esta petición surgiría un pacto secreto por el que Juan Carlos se comprometería a entregar el Sahara español a Marruecos a cambio del total apoyo político americano en su próxima andadura como rey de España. Hechos que los documentos desclasificados podrían corroborar y que podrían calificar el comportamiento del rey emérito de Alta Traición.
Y es que la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal contempla en el título XXIII: de los delitos de traición y contra la paz o la independencia del estado y relativos a la defensa nacional., los artículos 581 y 582 capítulo I: delitos de traición. a una potencia extranjera a declarar la guerra a España o se concertare con ella para el mismo fin, será castigado con la pena de prisión de quince a veinte años ». Artículo 582. El español que facilite al enemigo la entrada en España, la toma de una plaza, puesto militar, buque o aeronave del Estado o almacenes de intendencia o armamento.
Desde la Ley de Sucesión Don Juan Carlos intentaba asegurarse la lealtad del ejército con el que mantenía una magnífica relación. Pero apenas horas antes del episodio, no tuvo reparo en fingir con los militares allí destacados, “España no dará un paso atrás, cumplirá todos sus compromisos, respetará el derecho de los saharauis a ser libres” . Para mayor escarnio dijo “No dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con todos vosotros, en cuanto suene el primer disparo”. Horas después, podríamos hablar de una traición al pueblo español, a los saharauis y a la propia ONU.
El hábil Hasan Hasan II, decidido a apropiarse el territorio, organiza un movimiento masivo de miles de ciudadanos marroquíes forzados para invadir el Sáhara Occidental, conocido como »Marcha Verde » que se harían pasar por antiguos habitantes de la zona. Con un marcado carácter religioso y patriótico exhibían banderas marroquíes, retratos de su rey, Hasan II, y el Corán,..: « No nos queda más que recuperar nuestro Sáhara, cuyas puertas se nos han abierto ».. dijo Hassan con cierta sorna. De hecho, había pactado que entrarían sólo 50.
Al tiempo que los civiles de la marcha se movilizaban bajando por Tarfaya, 25.000 soldados marroquíes de las Fuerzas Armadas Reales (FAR) penetraron por el este. Detalles que pueden consultarse en los libros de José Luis Rodríguez Jiménez » Agonía, Traición Huída. El final ded Sahara español » de José Ramón Diego Aguirre, « Guerra en el Sáhara » o el de Tomás Bárbulo « Historia prohibida del Sahara español ».
La ONU, incómoda y sin saber qué sucedía, urgía a Hassan II a retirarse y a respetar la legalidad internacional. Mientras España asistía atónita y, el ejército estaba desconcertado. Pero el Principe quería asegurarse su corona y ya había pactado con el alauita. Hasta envió al Ministro de la Presidencia en visita de cortesía a los campamentos marroquíes de la Marcha Verde.
Por fin, el 14 de noviembre de 1975: La Declaración de Madrid hace entrega a Marruecos toda la parte norte de la antigua provincia española: 200.000 Kms cuadrados de gran importancia geoestratégica, muy ricos en toda clase de minerales, gas y petróleo. A Mauritania (que los abandonara presionada por Marruecos) se le transfieren 70.000 Kms cuadrados del sur, pobres e improductivos.
El 26 de febrero de 1976 España retira sus tropas y abandona a la población saharaui que pasa a ser de dominio marroquí. Marruecos ocupó inmediatamente el Sahara. Huyeron 70.000 saharauis hacia los territorios de Tindouf, que está a 800 kilómetros de desierto. Les bombardearon con napalm, a mujeres, niños y ancianos. Otros quedaron en el Sáhara Occidental, donde el régimen marroquí sigue imponiendo una férrea ocupación militar.
Algunos militares y decenas de legionarios no los abandonaron y, permanecieron en el Sáhara tras la traición y lucharon junto al Polisario hasta que finalizó la guerra en 1991”. Y la ONU que prometió un referéndum de autodeterminación que llevan esperando 25 años.
Pérdidas para España, a corto y largo plazo
La conclusión de Rodríguez Jiménez es que la huida de España del Sáhara fue una decisión poco favorable a los intereses de nuestro país, con « consecuencias económicas, diplomáticas y en materia de seguridad y defensa ».
Con el abandono de la ex colonia, « España perdió un gran aliado », afirma Rodríguez Jiménez. “Un aliado cuyos lazos de amistad hubieran asegurado acceso a los ricos recursos naturales del territorio: « fosfatos [allí se encuentran los yacimientos más importantes del mundo], el banco de pesca, minas de uranio, cobre y oro, además de petróleo, pues ya había prospecciones con indicios positivos », « Los acuerdos con la nación saharaui podrían haber sido como los de la Commonwealth. Nos habría beneficiado en materia de seguridad, pudiendo ser un Estado de contención del islamismo radical y un aliado en materia de migración ». Pero sobre todo, hubierámos ahorrado a nuestros antiguos compatriotas décadas de sufrimiento.
Situación actual
El rey marroquí ha desoído recurrentemente las resoluciones del máximo órgano de jurisdicción universal (la ONU) y en cierta manera presiona y chantajea permanentemente a los dirigentes españoles. Tiene todas las cartas a su favor: el apoyo que recibe del EEUU, la hostilidad de la izquierda a incrementar nuestra potencia militar y últimamente amenaza con dejar de contener las masas de inmigrantes en la frontera ,Por todo ello se le conceden todo tipo de prebendas en materia de colaboración y desarrollo.
Junto a esto, la infiltración masiva de marroquíes en territorio saharaui y la evolución demográfica de éstos que harían ya que de plantearse el referendum, ganara Marruecos.
Testimonios de militares en el conflicto
En palabras de militares destinados entonces en la zona como Diego Camacho, capitán de las tropas nómadas del Sahara “ Fue la página más vergonzosa que nuestra nación haya suscrito en materia internacional”,
José Taboada, actual presidente de CEAS Sahara y soldado en El Aaiún en la tropa de Ingenieros. “Fue una traición para el pueblo saharaui que todavía hoy sigue sufriendo con la ocupación y el exilio la falta de dignidad de España” y “Una humillación para los militares que estábamos allí destinados y que habíamos convivido codo con codo con los saharauis, nuestros hermanos y amigos”.
« Los soldados estábamos convencidos de que defenderíamos el Sáhara frente al ejército marroquí, de hecho pusimos 60.000 minas para evitar que la Marcha Verde entrara en el territorio, pero luego recibimos la orden de retirarlas“, cuenta Taboada.
La revista Le nouvel Afrique Asie ha publicado que el Rey Juan Carlos I llegó a ofrecer en 1979 al difunto Hassán II la “entrega” de Ceuta a Marruecos cuando Gibraltar fuese transferido a España por Londres. El artículo fue firmado por el periodista marroquí Selim Malek. Destacar que en Marruecos nadie osa publicar noticias relacionadas con la monarquía alauita sin su aquiescencia.
El Rey Juan Carlos y Hassan II cultivaron durante años una profunda amistad. Todavía se recuerdan las palabras que exclamaba entre lágrimas en su entierro: « Hassan II era mi hermano mayor ».
María Fidalgo Casares
Doctora en Historia, analista social y crítica de Arte y Literatura. Doctora en Historia por la Universidad de Sevilla, escribe en MUNDIARIO y es académica de la Historia de Andalucía.
Mundiario, 26/01/2017
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