Sahara Occidental, saharaui, cultura, té, tradición, costumbres, #Sahara
Tomar un té como excusa perfecta para quedar con amigas para hablar de todo –y de nada a la vez- mientras tratamos de solucionar el mundo. O mejor dicho, nuestro mundo.
Un té como vía de salida a tu día a día. A esos problemas que no sabes cómo afrontar, a esos miedos que te persiguen allá donde vas. Tu momento de aislarte del mundo, de mirarlo desde fuera para tratar de entenderlo mejor. Y decidir cómo afrontarlo.
Un té como pretexto para reencontrarte con aquellos que más quieres. Tanto a quienes ves a menudo, como quienes es más difícil coincidir. Para dar ese abrazo que tantas ganas tenías de dar. Para contar una buena noticia, para hacer planes de futuro o para llorar de risa.
Un té como medio de ayuda. Para esos días tontos en que las cosas parecen ponerse en tu contra. O, incluso, en los momentos más delicados. Para escuchar consejos, tomar distancia y aprender a decidir por tu cuenta. Para reponer fuerzas y salir hacia arriba. Para ver lo que, por tu cuenta, no estás viendo. Para sentir que no estás a solas.
Un té como una merecida pausa en estos tiempos de locos.
Un té como excusa de futuro. Porque siempre queda algo pendiente. Sea un viaje, un sueño o un abrazo.
No en vano dicen, que un vaso de té está repleta de ideas.
Pd: Parece mentira pero no cualquiera hace buen té. Porque cuando un té es algo más que un té… ¿Qué anécdotas tenéis con el té saharaui?
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