Marruecos : Belicosidad y duplicidad

Marruecos, Argelia, Sahara Occidental,

Sin creerlo realmente, ya estaba en el aire y ahora es un hecho. Argelia ha roto oficialmente las relaciones diplomáticas con su vecino occidental. 
El pasado miércoles, Argelia anunció, a través de su Presidente, al final de una reunión del Consejo de Alta Seguridad, que se revisarían las relaciones con Marruecos. 
Utilizando una política de duplicidad hacia su vecino durante años, Rabat ha conseguido finalmente agotar la paciencia de Argel. En efecto, mientras el rey pronunciaba discursos conciliadores con respecto a Argelia, su gobierno, en un reparto de tareas bien pensado, no perdía ninguna oportunidad de dañar su reputación y sus intereses y de denigrar a sus dirigentes, a los que calificaba en los términos más ofensivos. 
Mientras Marruecos se mantenía alejado de las líneas rojas, Argelia mantenía la calma y respondía a los ataques del majzén de forma comedida, sin apenas levantar la voz cuando éste se volvía más audaz. 
Así, podemos citar el ejemplo del ataque al emblema nacional retirado del consulado argelino en Casablanca por un manifestante marroquí. También podemos recordar que el embajador marroquí en Argel había calificado públicamente a Argelia, sin vergüenza ni mesura, de enemigo de su país. 
En realidad, sólo confesó lo que el majzén había puesto en el centro de su estrategia política: Tratar a Argelia como un enemigo, hacer que Argelia parezca el enemigo de Marruecos a los ojos del pueblo marroquí, dar a Argelia una imagen internacional deplorable comprometiendo a sus medios de comunicación, a sus lobbies y a sus servicios del hampa, designarla como fuente de terrorismo, como una amenaza militar para sus vecinos y para el bloque occidental, como una economía en quiebra al borde del colapso, como una sociedad pervertida, corrupta, racista… pues Marruecos no ha escatimado en ultrajes a su vecino. 
No es una exageración, basta con navegar por la red y ver la increíble cantidad de titulares marroquíes que hacen de Argelia su favorita en términos execrables o los comentarios alimentados por las moscas electrónicas del majzén en las redes sociales. 
Toda esta estrategia se desplegó con el objetivo de obligar a Argelia a abdicar en la cuestión del Sáhara Occidental. Es una esperanza vana, porque el Estado argelino se construyó sobre la base de la lucha contra el colonialismo y es inconcebible que pueda renunciar a sus principios por una paz ilusoria con un Majzen que nunca ha ocultado sus pretensiones expansionistas. 
El sueño de un Gran Marruecos, a expensas de Argelia, Mauritania e incluso Senegal, es tan vívido como el del Gran Israel, en el que está modelado. Pero en la guerra que declaró a Argelia, el majzén se empeñó en explotar al máximo este juego morboso cuyas miserables ganancias fueron archivadas en la caja de sus « éxitos diplomáticos ». 
Rabat ha llevado a sus peones demasiado lejos esta vez, al abrir la puerta del Magreb a Israel, al espiar a Argelia en beneficio de terceras potencias, al permitir que los sionistas hagan declaraciones preocupantes desde territorio marroquí, pero, sobre todo, al jugar la carta del apoyo a dos movimientos argelinos clasificados como terroristas y acusados de estar detrás de los mortíferos incendios que recientemente asolaron el país. 
Argel ha decidido que se acabó el juego advirtiendo a Rabat que cualquier futura acción hostil tendrá su precio.
Horizons, 25/08/2021
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