Sabíamos que eso sucedería tarde o temprano. Que el Majzeń iba a vengarse de la ex-estrella del telediario de la cadena de televisión marroquí La Primera, Mohamed Radi Ellili, debido al extraordinario trabajo mediático que esta realizando en París. Su cuenta acaba de ser hackeada por los matones de la DGED, los serevicios secretos de Marruecos.
La semana pasada, descubrió que su cuenta había sido hackeada y todas las importantes informations que tenía fueron suprimidas. No fue una sorpresa porque sabía que el Makhzen le tenía en la mira. Con anterioridad, su familia en Marruecos fue objeto de chantaje y presión esperando que eso lo acallarí.
El señor Ellili molesta en Rabat a causa de su gigantesca acción mediática y el volumen de información que tiene recoltado a través de las inmensas relaciones forjadas durante sus años de trabajo para el canal de televisión marroquí. Los siervos del régimen están ulcerados por sus intervenciones en el canal France-24. Este último se encuentra bajo una fuerte presión para impedir que vuelva a invitarle para que hable en sus estudios. La prensa marroquí cercana al régimen dice que se ha convertido en el portavoz del Polisario.
La eficacia de su defensa de la causa saharaui llevó los medios de propaganda del régimen a intentar cuestionar sus orígenes alegando que no desciende de la familia Ellili sino que es un « bastardo ».
Tras haber sido injustamente destituido de su trabajo, Mohamed Radi Ellili decidió salir de Marruecos y ajustar cuentas con el régimen marroquí y sus prácticas que él conoce como la palma de la mano y sus ataques no escatimaron el punto débil de los marroquíes, el Sahara Occidental, considerada como la causa nacional numéro uno, una cuestión que tampoco ignora gracias a sus raices saharauis ya que pertenece a la familia Ellili, una familia conocida por su peso y prestigio religioso en el Sáhara.
Desde su exilio en Francia, empezó a lanzar mortíferas salvas que sembraron la cizaña en las filas del Majzén aplicando a la letra el dicho «Mía es la venganza ».
A pesar de que su motivación principal es su nacionalismo y su deseo de venganza, Ellili lamenta que los saharauis no se hayan interesado por su caso ni por su trabajo.
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