El blogger Recuerdos del Sahara nos invitó a compartir no una sino tres tazas de té porque, como dice la gente ahí:
El primer té es amargo como la vida. El segundo es dulce como el amor. El tercero es suave como la muerte.
Eva Moreno, que vive en El Aaiun, describe la experiencia completa de tratar de hacer un poco de té saharaui:
“La primera vez que intenté prepararlo me salió fatal, bueno, la primera y la segunda y la tercera… No es que sea muy difícil pero hay tener maña para calcular bien la cantidad de té y azúcar y para hacer la espuma: se vierte el té de un vaso a otro desde cierta altura, y es fácil que se salga fuera y ponga perdida la bandeja. Se prepara en brasas (”jmar”) de carbón vegetal (”fajar”). A muchos les gusta añadirle hierbabuena, cominos y otras plantas cuyos nombres no recuerdo ahora. La bandeja con patas se llama “tabla”, la tetera “berred” y los vasos “kisan”. El té sienta muy bien cuando hace calor; en el mes de Ramadán, al ayunar se tiene a veces dolor de cabeza, sobre todo si la noche anterior no se tomó el té y se tiene esa costumbre, a eso se le llama “tener la cabeza de té”.
Como con muchas culturas, la gente en Sahara Occidental han desarrollado ritos y una escena social alrededor del té y podemos imaginar el desierto, el cielo de una noche sin nubes, una luna llena y ¡una taza de té (o dos, o tres)! ¡Que lo disfrutes!
Escrito por Renata Avila
Traducido por Gabriela García Calderón Orbe
Fuente : Global Voices
Tags : Sahara Occidental, tradiciones, costumbres, té, hospitalidad, saharaui,