Los riesgos principales contra la integridad territorial española se derivan de la reivindicación marroquí sobre los territorios españoles del norte de África, los desacuerdos con Marruecos en la delimitación de espacios marítimos, y la extensión de los nuevos riesgos, especialmente el terrorismo en todas sus formas, por vía marítima y a través del ciberespacio.
Marruecos mantiene con España una disputa territorial desde hace más de 50 años que en varias ocasiones ha escalado hasta la confrontación (18), con el empleo o amenaza del empleo de la fuerza por parte española. Nuestra aproximación al problema ha sido siempre reafirmar la españolidad de nuestros territorios en el norte de África y apoyarla con medidas de cooperación y fomento de la confianza en los planos diplomático, económico y militar, a la vez que se mantiene una capacidad de disuasión militar adecuada; sobre esta última merece la pena realizar unos comentarios.
Una disuasión convencional eficaz se apoya en cuatro principios fundamentales:
1. Disponer de unas capacidades militares adecuadas.
2. Ser capaces de emplearlas con eficacia.
3. Tener la voluntad política de hacerlo si llegara el caso.
4. Disponer de una capacidad de recuperación que permita absorber un primer ataque y poder reaccionar de forma decisiva.
Sin embargo, como en muchas otras cuestiones, la disuasión es en buena medida una cuestión de percepciones. Si el adversario a disuadir percibe fisuras en alguno de los pilares anteriores, ya sean reales o fruto de un error de apreciación, la disuasión no será creíble y habrá fallado. El incidente del islote de Perejil puede ser un ejemplo de cómo la disuasión puede fallar cuando el adversario aprecia que uno de los pilares, en este caso probablemente la voluntad política de utilizar la fuerza, no aparenta la solidez necesaria. Pero la situación con Marruecos tiene otros aspectos; si recordamos que el Sáhara Occidental fue abandonado tras la presión ejercida por la «Marcha Verde», y que en el incidente de Perejil lo más visible fueron los gendarmes marroquíes que ocuparon el islote, en nuestra aproximación a la disuasión deberíamos contemplar cómo prevenir y desarticular estas actuaciones «no convencionales».
En otro orden de cosas, la recuperación de Gibraltar debe seguir siendo una prioridad de la política exterior española. Las vicisitudes históricas de este contencioso muestran como los medios para alcanzar este objetivo irán cambiando y acomodándose a la situación de de las relaciones hispano-británicas, que han pasado en 300 años de la confrontación bélica abierta a las conversaciones a tres bandas.
Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional
Tags : España, Marruecos, Sahara Occidental, Perejil, Ceuta, Melilla, terrorismo,
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