Debido al silencio impuesto por el poder en España sobre el tema de los atentados terroristas del 11-M, siguen planeando numerosas cuestiones acerca de los atentados más sangrientos de la historia de España.
Cuando se inicia una investigación, una de las primeras cuestiones que se plantean es « a quién beneficia el crimen y cual es su objetivo? En este caso, la respuesta es evidente por la flagrante coincidencia del atentado con las elecciones cuyos ganadores se abstuvieron de indagar en el tema. A ello se añade, el vuelco a favor del PSOE cuando se pronosticaba que el PP era el ganador potencial de esas elecciones.
La victoria socialista tuvo un claro efecto geopolítico inmediato : fue seguida de un cambio de política exterior caracterizado por la salida de la esfera de influencia americana y la vuelta al club de influencia de Francia. De hecho, inmediatamente después de la investidura de Zapatero, una delegación de personalidades francesas de alto rango fue expedida a Madrid para aconsejar y apoyar a Zapatero así como declarar oficialmente « la vuelta a la normalidad » en las relaciones bilaterales entre España y Francia. Relaciones que durante el último mandato de Aznar estaban caracterizadas por la tensión y la conflictividad a causa del contencioso del Sahara Occidental y la agresión de la OTAN contra el régimen de Sadam Husein.
En efecto, París reprochaba al gobierno de Aznar su participación en la agresión contra Irak olvidando que el inquilino del Eliseo en aquel entonces, Jacques Chirac, se había posicionado a favor de Marruecos en el incidente de la isla de Perejil.
En ese contexto de conflicto entre Aznar y Chirac, alguien impuso al lider del PP la decisión de nombrar como presidente del CNI a Jorge Dezcallar que había sido embajador en Marruecos cuando los atentados de Casablanca en 2003. Precisamente, la designación de Dezcallar a la cabeza del CNI sigue siendo un enigma que hace pensar que fue impuesta a José María Aznar ya que Dezcallar era un diplomático que tenía un claro alineamiento con el PSOE y Francia.
A ello se añade que Dezcallar es el artífice de la política pro-francesa del PSOE cuando ejercía de director del Centro de Africa con Moratinos como adjunto. Los dos llevaban el expediente de Africa que es de suma importancia para Francia. En esa época, se registró una misteriosa fuga de documentos secretos del departamento a Marruecos. En ese momento, Aznar llevaba una política de gran enfrentamiento con Francia cuya obsesión es evitar el surgimiento de un Estado hispanófono en la región.
En ese contexto de enfrentamiento entre el gobierno de Aznar y Francia a causa de la cuestión de Irak y el Sáhara, llega la misteriosa colocación de Dezcallar a la cabeza de los servicios secretos españoles, un individuo cuyas relaciones no eran buenas con Aznar y, sin embargo, eran excelentes con Felipe Gonzalez, Zapatero y el monarca marroquí. Todos celebraron, después de los atentados de Atocha, la vuelta de las relaciones con Marruecos. En esas condiciones, cabe preguntarse qué hace en el CNI un individuo que llevaba claramente una política pro-francesa contraria a la que Aznar estaba desarrollando. Dezcallar era del PSOE, llevaba una política absolutamente pro-francesa en el departamento de Africa del MAE, su política fue clave para que Guinea Ecuatorial fuese incluida en la comunidad del franco franco-africano y que Obiang decidiera adoptar el francés como idioma oficial de Guinea. Esa era la línea promocionada por el PSOE con Dezcallar y Moratinos a la cabeza del departamento de Africa en el MAE.
Al igual que en los atentados de Barcelona del 17 de agosto de 2017, la mayoría de los participantes en el acto terrorista del 11-M eran colaboradores del CNI, de la policía nacional y de la Guardia Civil de origen marroquí que al mismo tiempo eran informadores de la servicios secretos marroquíes y por ende, de los franceses.
Los artífices de la violenta campaña contra la persona de Aznar que siguió la subida del PSOE a La Moncloa incluso después de haber perdido las elecciones de 2004 fue revelada en parte por el misterioso hacker que actúaba en 2014 bajo el pseudónimo de Chris Coleman. Aportó documentos confidenciales que demostraban que la DGED marroquí estaba detrás de la campaña que pretendía que Aznar era el padre de la hija de la cortesana de Nicolas Sarkozy, Rachida Dati.
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