«Entiendo la solidaridad como una forma de vida» (Angela Carrillo)

Entrevista > Ángela Carrillo / Presidenta de la Asoc. Ayuda al Sahara occidental Elche (Valladolid, 14-febrero-1963)

Todo empezó hace 25 años por casualidad… como suelen pasar las cosas importantes.

Una amiga de Ángela Carrillo acogió a una niña saharaui que no se adaptó bien a esa familia. Ella hizo buenas migas con la niña y el siguiente verano vino a su casa. Y fue Naziha, aquella niña saharaui que se convirtió en una hija más, el motivo de que comenzara todo.

Ese primer año había sido el ayuntamiento el impulsor del proyecto. Un grupo de familias decidió que si querían seguir acogiendo a niños tenían que formar una asociación para darle seriedad y rigor a su proyecto. No querían consentir que aquellos niños no pudieran volver a salir del campo de refugiados.

Falta de acuerdo político

Este año han venido 32 niños que se quedarán en Elche hasta el día 3 de Septiembre. Como siempre, será un verano inolvidable para ellos.

Entre tanto, aunque los cinco campos que se instalaron en la región tenían carácter temporal, muchos de los refugiados han pasado los últimos 40 años alojados allí esperando un acuerdo político que facilite su retorno, pero que nunca llega.

¿Qué supone acoger a un niño saharaui?
Acoger a un niño saharaui supone dos meses de compartir y vivir un verano diferente. Enseñar y sobre todo aprender. Dar más valor a lo que somos que a lo que tenemos. Ser capaz de ver la vida a través de los ojos de un niño. Lo único que hay que hacer es querer, querer y querer.

Has visitado los campos de refugiados muchas veces. ¿Cuál es lo que mas sorprende?
Sí, he estado muchas veces en los campamentos de refugiados de Tindouf. A mí me parece sorprendente como de la nada pueden organizarse y sacar adelante a 200.000 personas. Todos los niños están escolarizados y todos están vacunados.

Me sorprende también que sean capaces de tener claro que si mañana vuelven a su tierra, cada uno sabe cuál es su lugar. Me sigue sorprendiendo la voluntad y capacidad de este pueblo, a pesar de los años y las visitas.

¿Qué es lo que más llama la atención de los niños cuando nos visitan?
Es difícil de concretar. El día que ven el mar es un día especial para ellos. Pero en general todo es una gran experiencia. A mi me llama mucho la atención como suben las escaleras y como las bajan cuando suben al avión. Es la primera vez que suben unas escaleras, van agarrados al pasamanos como si estuvieran ante un precipicio. A partir de ese momento, cada paso que dan es toda una aventura.

Trabajar con niños es un espectáculo diario con momentos de todo tipo. Risas, lágrimas, terror y mucho suspense. Hemos seguido su evolución, los niños que trajimos el primer año no son los mismos que los que traemos ahora. Como cualquier sociedad evoluciona, cambia y sorprende día a día.

¿Un mensaje que te gustara enviar a la clase política?
Pues que a pesar de saber que un Sahara libre sería mucho más positivo para todos que la situación que se está viviendo, a pesar de darse cuenta de que la sociedad española está con el pueblo saharaui y de ver como traemos a los niños, como mandamos ayuda, como hacemos lo que en realidad deberían hacer ellos… siguen mirando a otro lado.

Siguen pensando en pasar sus cuatro años de legislatura, y siguen mirando a corto plazo y no en una solución a largo plazo. Ponen los intereses económicos por encima de los derechos humanos y siguen sin representarnos, a pesar de que esta es una causa tan justa.

En estos años, ¿Qué te ha aportado la gente en general?
He conocido todo tipo de gente en estos años. Gente maravillosa, gente implicada, gente que valora el trabajo, el esfuerzo y que pone el hombro y el corazón. También he conocido gente mezquina, gente racista que desprecia lo que haces y lo que representas. Mentes pequeñas con bocas grandes.

Y también gente que busca cubrir sus carencias a costa de otros, gente que busca un camino al cielo y gente capaz de compartir su tiempo, su vida y sus recursos. Ha sido una gran lección de vida para mí la causa saharaui.

¿Y qué sientes cuando miras hacia atrás?
Es cierto que tengo muchas sensaciones cuando miro atrás. Para mí y para nosotros el pueblo saharaui no es un capítulo en una enciclopedia. No son cifras ni estadísticas. Son seres humanos que compartieron con nosotros su infancia, sus veranos, los vimos crecer, se les cayeron los dientes, celebramos juntos los cumpleaños…

Ha sido una vida compartida con centenares de niños, a los que he protegido y cuidado como si fueran míos. Es difícil decir que siento cuando miro atrás. Me habría gustado que este proyecto hubiera durado menos, haberles acompañado de regreso a su tierra, y eso lo miro con tristeza.

Imagino que algunos casos relacionados con la salud te habrán marcado especialmente…
El caso que más me ha calado es el de un niño que sabíamos que venía enfermo, y por eso venía con su madre y fue directamente al hospital de San Juan. Después de varias operaciones falleció y lo tuvimos que enviar de vuelta en un féretro. Eso es algo muy duro, se vive muy mal.

De los casos que se resuelven felizmente hay tantos… Una niña que se fue feliz con un ojo de cristal donde antes había un hueco, otra que se operó de apendicitis y agradecía haber tenido ese episodio en España; tantos y tantos niños cogidos a tiempo de alguna dolencia por venir con este proyecto.

Y la que más me marcó de los resueltos es la niña que traje yo desde el principio. Tenía cataratas, había perdido a sus diez años la mitad de su visión y se quedó a vivir aquí en mi casa. Con tratamientos y cuidados mantuvo su visión, estudió una carrera y ya es una mujer con dos hijos a los que saca adelante. Si hubiera vuelto, hoy estaría ciega en un campamento de refugiados. Aquí tiene una vida normal. Eso ya para mi es suficiente para dedicar estos 25 años.

Fuente : Aquí medios de comunicación, 14 ago 2019

Tags : Sahara Occidental, vacaciones en paz, solidaridad, Angela Carrillo,

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