En 2017, Marruecos provocó la crisis del Gargarat con el fin de desalojar al Frente Polisario de la zona conocida con el nombre de « Kandahar » que separa el territorio saharaui de Mauritania. Si el Polisario no hubiera reaccionado enérgicamente, los marroquíes habrían embestido los territorios liberados saharauis.
En su maniobra, esperaba contar con el apoyo de las autoridades mauritanas, pero éstas, fieles al principio de neutralidad en el conflicto del Sáhara Occidental, se mantuvierdon al margen. Desde entonces, Rabat quiere hacerles pagar su posición cerrando el paso en el puesto fronterizo de Gargarat bajo pretexto de que son elementos saharauis que bloquean el paso para protestar contra el desempleo.
Desde hace unos meses, el cierre de esta frontera es frecuente con las repercusiones correspondientes sobre los cargamentos de pescado que vienen de Mauritania con destino a Andalucía. Esto, probablemente, obligará los españoles a coger la decisión de descargar en el puerto de Dajla en lugar de Nuadibu.
De esta manera, Marruecos logra matar dos pájaros de un solo tiro. Por una parte, castiga a los mauritanos por su independencia política y por otra, crear empleo fomentando la actividad portuaria en el puerto de Dajla. Rabat también sueña con crear un conflicto entre saharauis y mauritanos acusando a los primeros de estar detrás de esta crisis.
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