Saleh Abdalahe
Cuenta una leyenda saharaui, que en aquellos tiempos de las caravanas que iban cruzando el desierto en busca de pastos, agua y mercancias ya lejanas en nuestras memorias, una madre se acercó a su hijo, al que acababan de cortale la cresta de pelo que llevaba como niño, porque cumplía trece años y de hecho ya se consideraba un hombre preparado para las más largas y duras travesías del desierto. Cuando preparaba su montura aquel hombrecito, su madre que sabe por propia experiencia la conducta del desierto, le toma la mano y le dice:
– Hijo, me alegro que ya eres un hombre como tu hermano, pero hijo antes de ir en esta caravana debes tener en cuenta lo que te voy a decir:
-Ya que estas decidido a ir con los hombres, te diré, si sientes cansancio no lo digas, si sientes sed o hambre no lo digas, pero hijo si una piedrecita del camino se cuela en tus zapatos puedes decirles que te esperen para quitártela.
Fuente: Generación de la Amistad Saharaui, 5 ago 2006
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