La fuerza de una palabra irrumpe con enorme magnitud para elevar la voz de una cultura a su esencia más real.
En el caso de la tradición oral saharaui es conocida a través de los siglos por la capacidad de integrar y fundir elementos culturales de todos los pueblos que han vivido en el Sahara a lo largo de la historia; los poetas y eruditos saharauis mediante la palabra describieron la belleza y las costumbres de los pobladores nómadas y dejaron de forma patente el modo de vida que prevaleció desde tiempos remotos hasta hoy en nuestra tierra.
No se puede entender el pasado de un pueblo, ni su presente, ni su futuro sino hay una comprensión histórica que nos permita profundizar en el conocimiento de una sociedad que ha hecho gala de la supervivencia como su mejor arma frente a las inclemencias del desierto.
La tradición oral siempre estuvo ligada a los proverbios, poemas, canciones y cuentos que han reflejado las inquietudes de la sociedad hacia la vida y la naturaleza, permitiendo el surgimiento de una interpretación particular de las cosas y sucesos.
Muchas son las generaciones de poetas contagiados por la fuerza de la palabra escribieron sobre la tierra desde Chej Mohamed Elmami, Badi, Beibuh y otros tantos dejando plasmada su visión en verso o prosa acerca de la riqueza cultural saharaui y sus raíces beduinas.
Rescatar el patrimonio cultural y trasladarlo al entorno de las nuevas generaciones seria de gran importancia, porque sólo desde el pasado de la literatura oral los poetas llevaran a las nuevas generaciones un mensaje reconciliador que permita abrir nuevas ventanas al futuro inmediato.
Los escritores saharauis somos el corazón, los ojos, la imagen y la palabra de nuestro pueblo y debemos emplear estas herramientas para transmitir un mensaje de esperanza que permita a todos conocer la esencia nómada y hospitalaria del sahara.
La poesía saharaui contemporánea tiene alma fugaz porque su contexto es la peregrinación permanente basada en la recreación poética de Tiris que refleja a su vez la mirada de los beduinos persiguiendo las nubes y en eso consiste la fuerza del verbo que tantos hombres evocaron en estas tierras.
Haciendo honor a la palabra y la tradición oral saharaui recurriré a estos versos de Mario Benedetti, cuando dice:
La palabra pregunta y se contesta
tiene alas o se mete en los túneles
se desprende de la boca que habla
y se desliza en la oreja hasta el tímpano.
La palabra es tan libre que da pánico
divulga los secretos sin aviso
e inventa la oración de los ateos
es el poder y el no poder del alma
y el hueso de los himnos que hacen patria.
La palabra es un callejón de suertes
y el registro de ausencias no queridas
puede sobrevivir al horizonte
y al que la armó cuando era pensamiento
puede ser como un niño
y embadurnar de rojo la memoria
puede salir de caza en el silencio
y regresar con morral vacío.
La palabra es correo del amor
pero tambien es arrabal del odio
golpea en las ventanas si diluvia
y el corazón le abre los postigos.
Y ya que la palabra besa y muerde
mejor la devolvemos al futuro.
Después de estos cargados versos quisiera evadir mis ideas y acudir a la profundidad de mi alma para expresar lo que siento y como todo lo que siento es rabia, impotencia y desesperación espero que la palabra sea la imagen de toda esa sensación de abandono, olvido y destierro que sufrimos.
Ali Salem Iselmu.
Intervención en EUCOCO (Conferencia Europea de Coordinación del apoyo al pueblo saharaui).
Vitoria, noviembre 2006
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