El pueblo saharaui

Jesús Mª Montero Barrado

Estoy echando una mano a mi hermano Juan Miguel en el escrito que ha hecho sobre su viaje de hace tres años a los poblados saharauis situados en Tindouf. Esto me ha servido para referirme en esta ocasión a este sufriente pueblo. Mis recuerdos del Sáhara Occidental datan de la niñez, cuando era formalmente una provincia española. Tengo en mi memoria las imágenes de televisión de los representantes saharauis en las Cortes, ataviados con sus vestidos anchos y turbantes, en el momento de la votación del príncipe Juan Carlos como heredero de Franco.

Años después (en 1974 quizás) llegó a mi casa un cartel, que se hizo famoso en su día, donde aparecía la fotografía de una mujer amamantando a su hijo y se podía leer POR UN SAHARA LIBRE. La fotografía la había hecho el artista Martín Prado, uno de los fundadores de la asociación de apoyo al pueblo saharaui. Tuve la suerte de conocerlo en Madrid en el verano de 1975, pues era amigo de África, la novia de mi hermano Seve. Recuerdo su sensibilidad al hablar y hasta la atención que me prestó, siendo yo un joven con apenas 17 años. El cartel lo colocamos en la puerta del despacho de casa, donde estudiaba con mi hermano Jose. Su presencia fue permanente durante muchos años, inspirando la reproducción que hice también por esos días y que, pese a su inocencia, sirve al menos para recordarlo. Mi conocimiento del pueblo saharaui se hizo en ese tiempo más intenso. Fue el momento de unos acontecimientos históricos decisivos para el futuro de la colonia española, empezando con la formación del Polisario en 1973 y culminando con la entrega vergonzosa del territorio por parte del gobierno español a Marruecos y Mauritania en noviembre de 1975. Por otra parte, África había vivido en El Aaiún durante bastante tiempo, dándome una buena cantidad de información y contándome alguna que otra anécdota. Mi militancia política, así mismo, me permitió completar bastante ese conocimiento, pues la Joven Guardia Roja y el Partido del Trabajo de España tenían en la solidaridad con ese pueblo una de sus prioridades internacionales.

Cuando estudiaba en la Universidad, un compañero nos contó sus vivencias de la mili en la frontera con Marruecos durante la Marcha Verde y las órdenes que tenían en caso de que la oleada de personas movilizadas por Hassan II traspasara dicha frontera. Algo que, como en otra ocasión contaré, no fue más que una puesta en escena cobarde e hipócrita, porque al poco las tropas españolas se retiraron.

Pasado bastante tiempo, estando ya aquí en Barbate, supe que mi sobrina Diana y mi sobrino Guillermo visitaron los poblados saharauis. Una vez más pude escuchar en sus voces detalles de su modo de vida, sus esperanzas, sus temores y, de nuevo, más anécdotas, que parece que nunca faltan en su familia.

En Barbate existe una asociación de solidaridad que desde hace años realiza diversas actividades, entre las que destacan la recogida de alimentos y la acogida durante el verano en familias de niños y niñas saharauis. Desde Izquierda Unida de Barbate, donde he militado hasta hace poco más de un año, no ha faltado la aportación de una buena cantidad de arroz y aceite, los alimentos que nos solicitaban periódicamente. El curso pasado llegué a tener como alumno a un joven saharaui, Fadel, que vive en el seno de una familia barbateña. De las muchas veces que he hablado con él, me ha manifestado en ocasiones su añoranza por la tierra que ha dejado temporalmente. Es un muchacho en el que se refleja la huella de su origen, teniendo que hacer un gran esfuerzo por adaptarse a un mundo muy distinto, incluidos los estudios que realiza para mejorar su formación. Es del Barça, cuyo escudo tenía dibujado en la portada de su cuaderno de trabajo, equipo del que continuamente me preguntaba cosas sobre su historia, sus jugadores o sus triunfos, siempre atento a mis palabras y gozoso por la temporada que hizo.

Segunda y última parte

Como escribía al principio, ahora estoy con el escrito de mi hermano Juan Miguel acerca de su visita a los poblados de Tindouf. Dejaré para otra ocasión los comentarios que se merece.

El otro día envié a mi hermano Juan Miguel su escrito sobre el viaje que hizo en febrero de 2006 a los poblados saharauis situados en las proximidades de Tindouf, dentro de Argelia. Mi hermano es una persona inquieta y, por supuesto, llena de gran corazón. Tenía un gran deseo de viajar al Sáhara Occidental con el fin de conocer in situ a sus gentes y las condiciones en las que viven. Desde hace mucho tiempo ha ido conociendo a jóvenes que estudian en la universidad salmantina, con quienes ha mantenido una relación especial, teniendo en cuenta su condición de librero especializado en Medicina hasta hace tres años, en que se ha jubilado. Desde hace un tiempo está vinculado a la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Salamanca, participando en distintas actividades y sobre todo en la recaudación de fondos y productos diversos. Además de ropa y comida, que es lo más frecuente, por la experiencia que tiene de su trabajo se ha dedicado a recoger medicinas, libros y material médico y de enfermería.

En su escrito nos cuenta cómo fueron organizando el viaje varias personas relacionadas de distinta manera con la solidaridad con el pueblo saharaui. Algunos llevan tiempo estableciendo convenios para la producción de determinados objetos (como, por ejemplo, alfombras) y la posterior comercialización en España.

La estancia en los poblados fue corta, de apenas tres días, pero muy intensa, fructífera y reconfortante. Suficiente para que mi hermano pudiera conocer a varias familias, tuviera algunos contactos con funcionarios de la administración de la RASD y pudiera repartir parte de los fondos que llevó desde España y obtenidos, en algunos casos, con su estilo peculiar de involucrar a las personas. Unos fondos que sirvieron para comprar varias cabras lecheras y otras tantas placas solares, y ayudar a reconstruir viviendas destruidas por las lluvias torrenciales que por esos días cayeron.

Fueron precisamente los estragos de esas lluvias, raras en un medio tan duro y árido como es el desierto, pero intensas, cuando nada más llegar a Salamanca la asociación inició una campaña de recaudación de nuevos fondos para ayudar en la reparación de los daños graves que sufrieron en viviendas e infraestructuras. Así mismo, ante el interés y empeño que siempre ha mostrado dicha asociación, pronto llegaron a un acuerdo con el gobierno de la RASD para que los fondos que se obtuvieran en Salamanca se destinasen a la reconstrucción del Centro Psíquico de Minusválidos de Rabuni.

No olvida mi hermano en su escrito las causas de la situación en que vive el pueblo saharaui, cuando los primeros gobiernos españoles de la transición cedieron a las presiones marroquíes. Olvida, no obstante, los intereses geoestratégicos de los EEUU en la zona o los intereses económicos de determinados ministros. Así se entiende que los siguientes gobiernos, incluidos los del PSOE, con Felipe González, antes, y José Luis Rodríguez Zapatero, ahora, hayan dejado olvidado al pueblo saharaui. La confirmación de la pertenencia en la OTAN y los sucesivos acuerdos con EEUU son una clara muestra. Esto es algo de lo que me ocuparé en la siguiente entrada.

Resulta muy importante el trabajo que están realizando con el pueblo saharaui las distintas asociaciones de solidaridad que están repartidas por todo el país. Aunque parece que no se nota, es un trabajo sordo. A esa apariencia contribuye la actitud de la mayoría de medios de comunicación, claramente manipulados. Estas asociaciones resultan altamente útiles. Permiten el traslado constante de recursos muy valiosos y necesarios, pero también que esté presente en tantos hogares la conciencia de la existencia de un problema y, sobre todo, de una injusticia. Gentes anónimas que se prestan a recoger fondos y enviarlos, a viajar cuando pueden para relacionarse con las gentes del desierto y a acoger, cuando pueden, a tantos niños y tantas niñas que llegan durante el verano a nuestro país.

No sé que porcentaje de población saharaui vive en esos poblados, que están administrados por la república Árabe Saharaui Democrática, pues otra parte vive en los territorios ocupados por Marruecos, especialmente en la zona de El Aaiún. Por las noticias que recibimos en los medios de comunicación esa ciudad ha sido escenario en los últimos años de varios conflictos, con enfrentamientos entre la población saharaui y las autoridades ocupantes marroquíes. La represión ha sido muy dura. Procuraré documentarme para la próxima entrada, donde me centraré más en los aspectos históricos y de actualidad política.

Fuente : Entre el mar y la meseta, 20 sept 2009

Tags : Sahara Occidental, España, Marruecos, Marcha Verde, PSOE, PP, Felipe Gonzalez, prensa española,

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