Pronto se cumplirán 44 años del abandono por parte del Estado español de la colonia africana del Sáhara Occidental, la posterior invasión marroquí, y que todo ello provocó el desplazamiento de miles de personas a los campamentos de refugiados de Tindouf. A día de hoy el territorio sigue pendiente de un proceso casi eterno de descolonización, y las partes implicadas no han dado en estos últimos años ningún paso significativo para llegar a un acuerdo que respete el deseo de las Naciones Unidas, es decir, la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental.
Pero la anhelada solución política se ve otra vez estancada ya que el eje franco-marroquí acaba de repudiar al ex-presidente alemán Horst Köhler, enviado personal del Secretario General de Naciones Unidas, cuyo trabajo fue obstaculizado por el claro apoyo de Francia y Estados Unidos a la pseudo solución autonómica de Rabat en detrimento del derecho internacional. Tanto Washington como París hicieron caso omiso de las sugerencias que vienen en el informe anual de Antonio Guterres sobre la necesidad de establecer un mecanismo para atenuar las violaciones de los derechos de los saharauis.
Esta no es la primera vez que un enviado onusino tira la toalla denunciando a las dos potencias mundiales citadas. El holandés Peter Van Walsum es, según El País « el único representante del secretario general que se ha atrevido a sostener que la legalidad internacional está del lado del Polisario, pero que el Consejo de Seguridad no iba a utilizar sus poderes para imponérsela a Marruecos ».
Con la situación estancada al parecer de manera permanente, el conflicto sigue afectando a cientos de miles de personas que siguen viviendo en el territorio del Sáhara Occidental, donde denuncian constantes violaciones de los derechos humanos, y en los campamentos de refugiados saharauis, donde las condiciones de vida climatológicas y sociales para los saharauis son cada vez más difíciles.
Antonio Guterres deberá ahora buscar un sustituto a Köhler. Una tarea que no tiene nada de fácil ya que el nuevo emisario deberá contar con el beneplácito del mal llamado « Grupos de Amigos del Sáhara Occidental » que con el tiempo se descubrió que son amigos de Marruecos y su único fin es entregarle el Sáhara en una bandeja de oro. Sólo que Guterres le será muy difícil encontrar una personalidad con mucho prestigio dispuesta a desempeñar una misión que se ha vuelto imposible a causa del doble juego de americanos y franceses.
Mientras tanto, España, cuya falta de soberanía diplomática se ha vuelto legendaria, seguirá su político de dependencia y suivismo con respecto a Francia y Estados Unidos tirando por la borda sus legítimos intereses en su antigua colonia.
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