> Casi 300 marines de Estados Unidos se han desplegado en Honduras, donde han sido recibidos por el Dictador JOH
> Pla Cóndor II: Bases militares yankys en América Latina y el Caribe
> Alianza estratégica, seguridad y la CIA
> Golpe de Estado y Golpe Electoral
Como ayer adelantábamos desde Redcom en nuestra nota « Honduras: Estado de excepción permanente. Militarización y dictadura », el viernes pasado, el Dictador Juan Orlando Hernández ha dado la bienvenida a los marines estadounidenses de la Fuerza de Tarea Marina Aeroterrestre de Propósito Especial del Comando Sur que acaban de llegar a Honduras.
Los hondureños recibieron con total sorpresa y honda preocupación la llegada de 300 infantes de Marina yankys en medio de la crisis social provocada por el Régimen de JOH.
Esta llegada injerencista se da, precisamente, en un contexto de represión y muertes, que Hernández ha sumido al pueblo hondureño. No envano ha anunciado el jueves en redes sociales la intensificación del despliegue de las fuerzas de seguridad para “garantizar el derecho a la libertad de locomoción, protección de propiedad privada/pública y desde luego la protección de integridad de la población”.
Ahora bien, según las autoridades yankys y las del Régimen, los militares del norte participarán en “proyectos de asistencia humanitaria” en el país para paliar su vulnerabilidad al cambio climático, según Hernández.
Oh casualidad!, que el presidente norteamericano Donald Trump y su Administración no creen en el cambio climático y los efectos que tiene en la Tierra, y el 1° de junio de 2017 el mismísimo Trump retiró a EEUU del Acuerdo de París.
Esta notable contradicción mantiene a algunos expertos escépticos, y creen que, con el despliegue de sus marines en países centroamericanos como Honduras, Guatemala, El Salvador y Belice, Washington tiene otros planes en mente.
La huellas dactilares del imperio del norte impregnan el mundo. Este no descansa en su intención de mantener y desarrollar sus conquistas americanas. Toda acción de la estratégia global de los EEUU esta basada en su poderio militar, la penetración de los paises latinoamericanos por acción directa ( compra de favores a políticos corruptos en el poder) o indirecta (organización de las fuerzas opositoras a los gobiernos de turno no apetecibles a Washington mediante el financiamiento total para el desarrollo de contrainsurgencia y acciones desestabilizadoras que provoquen estallido social a semejanza de Libia o Siria).
La siguiente fase seria la de establecer una doctrina de fuerza militar conjunta al estilo de la OTAN pero en el Cono Sur, esto garantizaría los protocolos operativos de acción rápida que neutralicen los focos de conflicto social en cualquier territorio, asi como la actividad subersiva y de inteligencia contra los gobiernos no afines al paentágono en la región.
PLAN CÓNDOR II: BASES MILITARES YANKYS EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
En consonancia con la línea de aquellos expertos ecépticos respecto de las avanzadas humanitarias, y que sí creen que con el despliegue de los marines en países centroamericanos Washington tiene otros planes en mente, va de suyo el recordar que Estados Unidos tiene cerca de 800 bases militares a lo largo del mundo, y de ellas, más de 76 están establecidas en América Latina. Entre las que resaltan: 12 en Panamá, 12 en Puerto Rico, 9 en Colombia, 8 en Perú y precisamente 3 en Honduras, concentrándose la mayor cantidad en Centroamérica y el Caribe.
El Comando Sur norteamericano, en marzo del 2018, hizo pública una información sobre su estrategia para nuestra región en los próximos diez años, los principales «peligros» o «amenazas» identificadas y el modo de enfrentarlas. Así mencionó a Cuba, Venezuela, Bolivia, «la lucha contra el narcotráfico», redes ilícitas regionales y transnacionales, mayor presencia de China, Rusia e Irán en América Latina y el Caribe, auxilio ante desastres –recordemos la «ayuda» brindada a Haití cuando el terremoto- así como el papel asignado a las fuerzas de seguridad de cada país en diferentes rubros vinculados a la seguridad interna, regional e internacional.
El Comandante del Comando Sur, almirante Kurt Tidd, en febrero del 2018 expuso ante el Congreso los escenarios planeados para el continente, objetivos, medios y estrategias acordes con la Estrategia de Defensa Nacional (2018) y la Estrategia de Seguridad Nacional (2017-2018).
«En términos de proximidad geográfica, comercio, inmigración y cultura, no hay otra parte del mundo que afecte más la vida cotidiana de Estados Unidos que América Central, América del Sur y el Caribe», se afirma.
Los desafíos para la hegemonía, plantea el almirante estadounidense, se enfrentarán por medio de una «Red de Redes», operada por el Comando Sur en conjunto con las agencias estadounidenses y los aliados. Tres Fuerzas de Tarea Conjunta actuarán en este plan: Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo (Base Aérea de Soto Cano, Honduras), Fuerza de Tarea Conjunta de Guantánamo, La Fuerza de Tarea Interagencial y Conjunta-Sur (Cayo Hueso, Florida).
La respuesta en casos de contingencias incluye: Defensa del Canal de Panamá y el área del Canal de Panamá; Operaciones de control de migración; Asistencia humanitaria y Respuesta ante desastres; Operaciones militares unilaterales, bilaterales o multilaterales llevadas a cabo por las fuerzas en respuesta a cualquier crisis.
Según el informe del almirante Kurt Tidd, Cuba sigue amenazando los intereses de Estados Unidos en la región, por medio de actividades de vigilancia y contrainteligencia en varios países. El ejemplo más claro es su influencia en Venezuela (servicio de inteligencia y fuerzas armadas).
Colombia es el actor clave en la región, en tanto su nueva relación con la OTAN. Colombia invirtió en el 2017 el 3,1 % de su PBI en gasto militar, equivalentes a usd 9.713 millones. La inversión de este país es la segunda más alta de la región sudamericana, según el total de su gasto militar, solo por debajo de Brasil. El tercer país con más dinero destinado a sus ejércitos es Argentina con usd 5.680 millones, equivalentes solo al 0,9 % de su PBI.
En México el gasto militar tuvo un incremento considerable en los últimos 10 años llegando a 47,5 % (seis mil millones de dólares) lo que representa poco más del 2,5 % del PBI. Este aumento se da en paralelo a sustantivos recortes en ciencia y tecnología, salud y educación.
La instalación de una base militar estadounidense en Neuquén, Argentina, nos aporta un dato interesante: la empresa YPF encontró en el 2011 en Neuquén un mega yacimiento de petróleo y en el 2018 los yankys anuncian que construirán una base de ayuda humanitaria en ese lugar, (¿te suena de algo?).
Estados Unidos divide al mundo en nueve comandos, para América Latina y el Caribe. El Comando sur, con su red de bases militares, incluida la IV Flota, que es en sí misma un conjunto de bases muy operativas y con gran capacidad de desplazamiento, constituye una seria amenaza.
Estas bases no son solo militares, aunque todas lo son en su esencia. Hay bases que funcionan como centros para la guerra mediática y ciberguerra, el Comando Sur trabaja de conjunto con la NASA, la Agencia de Inteligencia Geoespacial y las Fuerzas Armadas brasileñas -y de otros países- en un proyecto para la creación de un satélite para la South Cyber-Container Initiative: análisis de redes para detectar actividades maliciosas en la red. Desarrollado en conjunto con el Departamento de Seguridad Naciona (DHS), el Departamento de Defensa y el Buró Federal de Investigaciones (FBI).
A la visita reciente del almirante Kurt W. Tidd, a Colombia, se suma la reunión multinacional de seguridad marítima en Miami. En esta segunda reunión –la primera fue en diciembre del 2017– se firmó una carta de intención entre Estados Unidos, Colombia y México, para «proteger la soberanía de las aguas territoriales y las zonas económicas exclusivas de cada nación». Esta «seguridad marítima» cubriría el Golfo de México, parte de Centroamérica y el Caribe colombiano.
En los últimos años, también Perú se convirtió en pieza clave del despliegue militar estadounidense en la región con la instalación de bases en la selva peruana y los Centros de Operaciones de Emergencia Regional (Coer).
Mientras el almirante Kurt W. Tidd visitaba Colombia, el ministro de defensa, Oscar Aguad y la ministra de defensa, Patricia Bullrich del Gobierno argentino, se reunieron en EEUU con funcionarios del Departamento de Estado, del FBI, la DEA y con directivos del Comando Sur. Argentina autorizó a Estados Unidos a instalar una base militar en la Triple Frontera, entre su territorio, Paraguay y Brasil, mientras Bullrich firmó un acuerdo para crear un Centro de Inteligencia Regional en Usuhaia (Patagonia argentina).
A principios de enero del 2018 trascendió la llegada de personal militar estadounidense a territorio panameño, fuerza militar que debía permanecer hasta después de las elecciones realizadas en abril en Venezuela. La excusa: «la defensa del Canal de Panamá».
El cerco se cierra, la guerra que Estados Unidos lleva a cabo contra Venezuela necesita de una fuerza regional que intervenga no solo en lo económico y político, también en lo militar.
La renovada injerencia directa e indirecta sobre las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y soberanía nacional de Ecuador, facilitada por el Gobierno de Lenín Moreno, que incluye brindar capacitación, inteligencia, intercambio de información y acceso a colegios militares, donde oficiales del Ecuador podrán «formarse», presencia de militares estadounidenses en suelo ecuatoriano, so pretexto de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, constituye un serio peligro. El subcomandante del Comando Sur, Joseph P. Di Salvo, de visita en Ecuador, se reunió con las máximas autoridades para «coordinar acciones».
«Debemos pensar en una estrategia nueva que más que un Plan Colombia sea un Plan Sudamérica, donde todo el mundo pueda combinar sus esfuerzos y así luchar contra esto», expresó Di Salvo en una entrevista ofrecida a medios ecuatorianos.
El renacimiento de la Doctrina Monroe, evocada por Tillerson cuando advirtió sobre la amenaza que representa para «nuestros valores democráticos» la presencia comercial de China y de Rusia en la región, muestra un reverdecer de la peor línea de acción del pensamiento imperial.
El objetivo del imperio es incrementar la presencia militar en la región con el fin de asegurar sus intereses hegemónicos en el hemisferio, consolidar un frente contra Venezuela y perpetuar su dominio sobre los inmensos recursos económicos de América Latina y el Caribe.
La frase de Bolívar parece adquirir hoy más valor que nunca: «Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad».
Alianza estratégica, seguridad y la CIA
El 1° de enero de este año, Estados Unidos, Israel y Honduras dijeron haber fortalecido la alianza estratégica para el desarrollo, la inversión y la seguridad’, producto de reuniones mantenidas en Brasilia en el marco de la asunción de Jair Bolsonaro.
‘Todo esto se verá en resultados positivos para el pueblo hondureño principalmente en seguridad ciudadana, innovación, agricultura avanzada, riego y manejo de agua, educación entre otras áreas de trabajo conjunto’, informaban desde el Regimen de Hernández.
El producto de estos acuerdos para el pueblo hondureño, a casi seis meses de su firma, es la brutal represión, privatizaciones en la salud y educación, recortes, ajustes, migración y muertes.
En este contexto de precariedad existencial, el Régimen mantiene un convenio millonario en dólares con Israel en compra de armas, equipo militar y repotenciación de naves aéreas y marítimas, convirtiendo a los países en aliados estratégicos en el tema de seguridad nacional.
Un informe sobre el costo de la seguridad en Honduras, presentado por el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras, revela que Israel es la tercera nación en el mundo que abastece de armas y municiones a este país, después de Estados Unidos y Brasil. Pero además y como contraprestacion de la compra de armas, un contingente de mil soldados israelíes podría llegar a Honduras, en virtud de un tratado militar multilateral entre los dos países y Estados Unidos. Estos soldados se asentarían en la Base Militar que los yankis poseen en Honduras.
Estados Unidos mantiene una base militar en Soto Cano, ubicada a 97 kilómetros de la capital, operativa desde el año 1981, cuando fue activada por el gobierno estadounidense durante la administración de Ronald Reagan. En los años ochenta, Soto Cano fue utilizada por el Coronel estadounidense Oliver North como una base de operaciones de la “contra”, las fuerzas paramilitares entrenadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) encargadas de ejecutar la guerra contra los movimientos izquierdistas en Centroamérica, y particularmente contra el gobierno sandinista de Nicaragua. Desde Soto Cano, la “contra” lanzaba sus ataques terroristas, escuadrones de la muerte y misiones especiales que dieron como resultado miles de asesinatos, desaparecidos, torturados, lisiados y aterrorizados en Centroamérica.
La base de Soto Cano es la sede de la “Fuerza de Tarea Conjunta Bravo” (JTF-B) de Estados Unidos, compuesta por efectivos del ejército, las fuerzas aéreas, fuerzas de seguridad conjuntas y el primer batallón-regimiento número 228 de la aviación estadounidense. La base de Comayagua, es la más grande de Centroamérica y es la sede, también, del Comando Sur del Ejército de EEUU. Son aproximadamente 600 personas y 18 aviones de combate, incluidos helicópteros UH-60 BlackHawk y CH-47 Chinook. Soto Cano además es la sede de la Academia de la Aviación de Honduras. Más de 650 ciudadanos hondureños y estadounidenses viven dentro de las guarniciones de la base. En 2005, se empezaron a construir viviendas dentro de la base, incluidos 44 edificios de apartamentos y varias residencias para las tropas. La Constitución de Honduras no permite legalmente la presencia militar extranjera en el país.
Golpe de Estado y Golpe Electoral
El 28 de junio de 2009 militares encapuchados sacan en pijama al Presidente Zelaya y lo deportan ilegalmente, tras paso por una base militar conjunta entre Honduras y Estados Unidos, a Costa Rica. Zelaya era acusado de intentar realizar un plebiscito para consultar la posible convocatoria de una Asamblea Constituyente, aunque su verdadero delito fue un viraje desde los postulados que le habían llevado al gobierno como representante del Partido Liberal en 2006, para girar en 2008 y promover el ingreso de Honduras primero en Petrocaribe y después en el ALBA, lo que le permitió ese mismo año elevar el salario mínimo un 60%.
El ataque no era solo contra un gobierno progresista, sino contra el eslabón más débil del ALBA, después de una década de ascenso de los gobiernos de izquierda en la región. Honduras además tiene una posición geopolítica clave en Centroamérica, siendo utilizada por la CIA en los años 80 como plataforma para entrenar a la contra nicaragüense, y convirtiéndose en 2009 en un laboratorio del smart power que defendía Hillary Clinton, en aquel entonces Secretaria de Estado; la combinación de hard power (golpe de estilo clásico, uso de las Fuerzas Armadas) con el soft power (impulso político desde el Poder Judicial junto a manipulación mediática y apagón informativo).
Ocho años después, Libre se presentaba a las elecciones en una Alianza de Oposición junto al Partido Innovación y Unidad (PINU) y el Partido Anticorrupción (PAC), llevando al líder de este último partido, el conocido presentador de televisión Salvador Nasralla, como candidato a Presidente. Enfrente, el hoy dictador Juan Orlando Hernández, candidato del Partido Nacional y Presidente desde 2013, que se presentaba a una reelección que prohíbe la Constitución hondureña en su artículo 239. Por mucho menos que eso Mel Zelaya fue objeto de un golpe de Estado.
EL 27 de noviembre, un día después de las elecciones, el Tribunal Supremo Electoral hace público un informe de resultados donde al 57% del recuento realizado, Nasralla y la Alianza de Oposición obtienen una ventaja de más de 5 puntos sobre JOH. En la mayor parte de sistemas electorales del mundo, una ventaja de 5 puntos con más del 50% del recuento realizado se considera tendencia irreversible. Pero no en Honduras, donde tras una más que sospechosa caída del sistema informático, donde se dejan de retransmitir 5000 actas, se ofrece un nuevo recuento donde JOH supera por 1.6 puntos a Nasralla. El fraude se consolida el 18 de diciembre cuando el TSE ofrece los resultados finales otorgando la victoria a JOH por 42’95% frente al 41’5% de Nasralla. Todo ello en medio de un toque de queda decretado el 1 de diciembre, que ha dejado hasta el momento más de 30 personas muertas por disparos de las fuerzas de seguridad.
El fraude fue tan descarado que incluso la propia OEA, nada sospechosa de simpatías por los gobiernos progresistas, cuyo Jefe de Misión Electoral era el boliviano Tuto Quiroga, ex Vicepresidente del dictador Banzer (menos sospechoso aun), se ve obligada a emitir un informe el 17 de diciembre, respaldado por un comunicado de prensa de su Secretaría General que señala:
Intrusiones humanas deliberadas en el sistema informático, eliminación intencional de rastros digitales, imposibilidad de conocer el número de oportunidades en que el sistema fue vulnerado, valijas de votos abiertas o sin actas, improbabilidad estadística extrema respecto a los niveles de participación dentro del mismo departamento, papeletas de voto en estado de reciente impresión e irregularidades adicionales, sumadas a la estrecha diferencia de votos entre los dos candidatos más votados, hacen imposible determinar con la necesaria certeza al ganador.
Un golpe de Estado que fue una tragedia para el pueblo hondureño y latinoamericano, y un golpe electoral que ha sido una farsa para toda la comunidad internacional. Aprendamos de la historia, para no volver a repetirla.
Fuente : Telegraph, 23 jun 2019
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