En un telegrama enviado el 17 de agosto de 2009, el Encargado de Negocios de la Embajada estadounidense en Rabat, Robert P. Jackson, subraya que Marruecos no confía en los votantes procedentes de la región de Guelmim y Tan-Tan y que han sido inscritos en las listas electorales.
El diplomático estadounidense recuerda que «desde que el rey Hassan II lanzó la Marcha Verde en 1975, la cuestión del Sáhara Occidental ha estado íntimamente ligada a la estabilidad del trono y de Marruecos mismo, debido a los «intentos de golpe de Estado» y de su «guerra contra la izquierda». «Utilizó el Sáhara Occidental para reforzar el nacionalismo y aparcar su ejército lejos en el desierto», añade.
A continuación, precisa que: Después de tomar el control del Sáhara Occidental, Marruecos trató de influir en cualquier voto favoreciendo la inmigración de sus nacionales, que ahora representan más de la mitad de los aproximadamente 385.000 residentes del territorio. Sin embargo, quizás la mitad de los inmigrantes eran de origen saharaui y proceden de zonas situadas al norte de la línea de demarcación, donde también vivían algunos de los saharauis más nacionalistas. En un referéndum que podría incluir la independencia, el Gobierno no los considera votantes fiables, lo que explica en parte la reticencia del Gobierno marroquí al voto».
Jackson añade en un comentario que « curiosamente no conocemos a ningún defensor de la independencia que haya reivindicado ya los territorios saharauis en Marruecos, Argelia o Mauritania como parte de una patria nacional, aunque algunos miembros del CORCAS han intentado sin éxito incluir a las partes marroquíes (los territorios saharauis bajo ocupación marroquí, ndlr) en la región autónoma, en el momento en que se propuso por primera vez. La ausencia de un nacionalismo más amplio, con la guerra del Polisario en los años 70 contra Mauritania — el único Estado sahariano del mundo— sugiere que el conflicto es menos nacionalista que geopolítico, vinculado a un conflicto mucho más antiguo entre Argelia y Marruecos, y que favorece poco la creación de un Estado independiente».
El argumento del diplomático norteamericano rechaza en bloque la tesis de la supuesta integridad territorial esgrimida por los marroquíes con el fin de justificar su agresión contra los saharauis. Hassan II invadió el Sáhara Occidental porque veía a su régimen en peligro con la presencia de un Estado saharaui independentista cercano a Argelia.
Jackson propone resolver el problema de los refugiados saharauis otorgándoles la nacionalidad española y permitiéndoles emigrar . «Habida cuenta de la escasa población en juego, España, al conceder la nacionalidad española, con la posibilidad de migrar a España, a sus islas canarias vecinas o a otras partes de Europa, es significativa e, incluso en un tiempo más oportuno, el reasentamiento podría ser una forma sencilla de resolver la difícil situación de los refugiados».
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