El té saharaui no es una simple bebida. Es mucho más. Es la expresión de la generosidad saharaui, y una muestra de cordialidad y hospitalidad. Por eso se le consacra todo un ritual y tiene toda una serie de requisitos.
El primero es el origen y naturaleza del producto que se consume. Tiene que ser té verde de China y no tiene que ser Gunpowder que tiene forma de cartuchos de pólvora de un fusil de caza. Tiene que ser Chun Mee, de forma alargada, en hasanía se dice que tiene la forma de un pelo. La mejor calidad de esta marca de té se le llamaba « 71 » porque se vendía en un carton de madera y llevaba la referencia 4071.
El segundo ingrediente es el agua. Tiene que ser agua natural y exenta de cualquier tipo de sales. El agua de la lluvia es la preferida. A veces, cuando tiene algo de barro se le pone un hueso bien seco al cual irá a pegarse todo el barro que el agua contiene.
El té, la tetera y los vasos son los principales elementos para la ceremonia de bienvenida organizada cuando llega un visitante o un pariente. El consumo de té no se limitará à una sola taza, en este caso se trata de un vaso. El que se encarga de preparar el té velará por que la ceremonia se prolongue porque el objetivo no es tomar té sino hallar un medio para preservar el grupo y crear las condiciones propicias para garantizar un ambiente de cordialidad y un pasatiempos para estrechar los lazos entre las personas.
La preparación del té para los saharauis se basa en tres componentes: la persona encargada de prepararlo, que lo elabora con cuidado y sin apresuramiento. El segundo requisito es un buen fuego de brasas (actualmente se utiliza también parrilla eléctrica) y el tercero es el grupo humano, la ceremonia del té no tiene sentido si no agrupa alrededor de él un conjunto de personas.
Se ofrece en tres rondas. Alguien, sediento de exotismo y deseo de buscarle una explicación a la ceremonia del té, inventó una fórmula que, en realidad, no tiene mucho sentido: « El primer vaso amargo como la vida. El segundo dulce como el amor. El tercero suave como la muerte ».
En realidad, la diferencia de sabor en cada té se debe al grado de concentración de té. El primer es amargo porque toda la fuerza del té se ha disuelto en el agua. En el segundo té, sólo se añade agua, lo cual dará un sabor más ligero al té. En cambio, en el tercer té, se debe añadir un poco del producto bruto porque las hojas que se encuentran en la tetera ya perdieron todo su sabor.
Si cuando llegas a una familia saharaui y se pone a hacer el té, está muy mal visto que te vayas antes de que termine la ceremonia de los 3 tés.
A menudo, se señala al que prepara el té que ha hecho un buen trabajo. Un buen té no debe pasar desapercibido. Es una muestra de respeto hacia la sacralidad del té y hacia la persona que lo prepara.
La mayoría de los saharauis cuando no toman un té en las 24 horas, sienten un dolor de cabeza que sólo se calmará cuando se haya consumado dicho producto. A veces, cuando las circunstancias impiden la preparación del té, para evitar dolores de cabeza, algunas personas suelen comer directamente las hojas de té sin pasarlas por la tetera ni por el fuego.
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