El País, 14 sept 1985 :
Quince ciudadanos saharauis, cuya identidad no ha trascendido han solicitado asilo político en Ceuta, según han confirmado fuentes del Ministerio del Interior. El Gobierno español ha ordenado que se preste protección policial a los súbditos saharauis por temor que se tomen represalias contra ellos y mantiene en la máxima reserva el paradero de los mismos.
Según informaciones procedentes de Ceuta, los saharauis cruzaron la frontera por carretera y se dirigieron al domicilio del delegado en esta ciudad de Amnistía Internacional, quien inmediatamente puso en conocimiento de las autoridades la solicitud de estas personas.
Al parecer, los saharauis llegaron en dos grupos y permanecen vigilados por la policía española en una residencia de ancianos mientras se resuelve su expediente de asilo político.
ABC, 15 septiembre 1985:
21 jovenes saharauis, todos ellos con edades comprendidas entre 18 y 25 años, que dicen ser estudiantes, se encuentran en Ceuta en demanda de asilo político.
Los jovenes saharauis que se han venido presentando en grupos de a 5, se encuentran recluidos y prácticamente incomunicados en dependencias de la institución benéfica Nazaret, en las afueras de la ciudad.
Las versiones sobre la procedencia de los jóvenes son dispares. Mientras se asegura que proceden de Marruecos, otros sostienen que han llegado a la ciudad por vía marítima, posiblemente en un pesquero que los dejase en alguna playa cercana, procedentes del Sahara o de Mauritania.
Medios oficiales han calificado el asunto de « muy delicado y comprometido » mientras que fuentes marroquíes desmintieron que los jóvenes procedan de este país y que sean alumnos saharauis de algún colegio de Marruecos.
El País, 17 sept 1985 :
Otros seis saharauis procedentes de Marruecos pidieron asilo político en Ceuta
Otros seis saharauis pidieron asilo político en Ceuta durante el pasado fin de semana. De esta forma son ya 21 los que están bajo la protección de las autoridades españolas.
Pasaron la frontera por el mismo lugar escogido por sus compañeros, y prácticamente con peligro, pues la noticia había saltado a los medios de comunicación y las autoridades marroquíes podían estar al acecho.
Tras declarar en comisaría, fueron trasladados a la residencia de ancianos Nazaret, perteneciente al obispado de Cádiz y Ceuta, que tiene firmado un convenio con el Ayuntamiento de la ciudad. Dado que el índice de ocupación es del 100%, tuvieron que acomodarlos en una de las dependencias contiguas.
En colchonetas puestas en el suelo, duermen y pasan las horas. Varios policías nacionales montan guardia a la puerta, y tienen orden de prohibir cualquier contacto de los saharauis con el exterior. Las únicas personas que poseen el permiso para visitarlos son los miembros de Amnistía Internacional que se desplazaron desde la península para seguir de cerca la evolución del caso.
La preocupación de estos saharauis, jóvenes en extremo y pertenecientes todos a la universidad de Tánger, son sus familias. Fuentes próximas a ellos reconocen que muchos de sus allegados desaparecieron en el Sáhara, y por el simple hecho de ser saharauis, en el resto de Marruecos es suficiente señal para desaparecer.
Están satisfechos por haber concluido la aventura, de momento, con éxito, aunque en el fondo lamentan que la operación de salida, que debía finalizar el próximo día 19 e incluía a unos 80, no haya podido terminar y haya sido suspendida. Precisamente este aparente fracaso ha motivado que algunas organizaciones humanitarias manifestaran su desagrado por la forma en que el delegado accidental del Gobierno, Manuel de Castro, condujo la protección de los saharauis.
Los intermediarios que entraron en contacto con la Delegación del Gobierno para solicitar el asilo para los primeros 15 que cruzaron la frontera comunicaron el lugar donde se alojaban, pero se guardaron una carta, ya que no salieron satisfechos de su entrevista con el delegado accidental del Gobierno.
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