Los pseudo-demócratas marroquíes no vacilaron en mostrar su apoyo incondicional al pueblo argelino en sus manifestaciones contra su gobierno. Pretenden que es una cuestión de principio olvidando que hace menos de dos años dieron la espalda a los manifestantes rifeños cuyo único crimen era reivindicar un hospital para curar a sus enfermos de cancer y una universidad para educar a sus hijos.
Los conocedores de Marruecos, saben de sobra que la solidaridad de los marroquíes con los argelinos no es cuestión de lucha conjunta contra la tiranía. Ese es un cuento que ni siquiera un chino tragaría. La verdadera razón es otra y la comparten con su sanguinario régimen, el Majzen. Sueñan con la caída del régimen argelino porque, al igual que su rey déspota, sueñan con ver a Argelia cambiando su posición en relación con el conflicto del Sáhara Occidental. A menudo les pasa que de repente se despiertan a medianoche. Se despiertan después de haber tenido un feliz sueño en el que ven a Argelia abandonando al pueblo saharaui y entragándolo a sus verdugos marroquíes. Pero enseguida esa alegría se convierte en decepción cuando se dan cuenta de que sólo era un sueño.
Sus sueños están motivados por la confusión sobre el régimen argelino. Lo comparan con el suyo, cuya diplomacia se basa en la danza del vientre, la pelotilla y la prostitución política. Su odio hacia el país vecino les impide ver la realidad. Esta realidad es que Argelia, régimen y pueblo, son diferentes. Non sin razón, un saharaui dijo que si Argelia es el país del millón y medio de mártires, Marruecos es el país del millón y medio de prostitutas.
Marruecos condiciona su política exterior a los deseos y caprichos de Occidente, en particular de Francia. Este condicionamiento le ha llevado a participar en todas las agresiones de Francia contra los pueblos africanos y en las de Occidente en general contra los pueblos árabes en Irak, Siria, Yemen, Libia……. Un país que ha establecido el mercenarismo como dogma y principio y ha vendido todo su territorio a los franceses con el único fin de obtener apoyo para su agresión contra los saharauis.
Argelia se ha ganado el respeto de Occidente gracias a su coherente política y neutralidad. Ni los Estados Unidos, ni Francia, ni todos los países occidentales juntos pueden obligarle a romper sus relaciones con Irán o con cualquier otro país. Marruecos ya ha cortado tres veces las relaciones con Teherán. Para las autoridades marroquíes, es una estrategia, la estrategia del ridículo y la falta de autonomía.
Argelia y la RASD comparten los mismos principios, entre ellos el respeto de las fronteras heredadas del colonialismo y la lucha contra el imperialismo y el saqueo de la riquezas africanas por parte de Occidente, mientras que Marruecos es conocido por su papel de Caballo de Troya de Francia en Africa.
La lucha y la determinación del pueblo saharaui han hecho que los cálculos del poder marroquí se evaporen por los aires. El rey más sangriento de la historia de Marruecos, Hassan II, había pensado que el pequeño número de saharauis le facilitaría la tarea de exterminio del pueblo saharaui y el control del territorio y los recursos naturales del Sáhara Occidental. Había subestimado a la población saharaui, pero, como dice el refrán saharaui, a veces el ojo subestima al palillo que le puede hacer mucho daño si lo atraviesa. 43 años después, los saharauis seguimos aquí y el régimen marroquí está pagando por sus fechorías. Sus súbditos, por su parte, ya pueden hacer su duelo por el Sáhara, porque pertenece a los saharauis, sólo los saharauis.
El Majzen, derrotado por los saharauis, pidió a Francia que le ayudara a mantener el status quo. Ahora que los Estados Unidos han sacudido al statu quo, las autoridades marroquíes ya no saben a qué santo dirigirse para implorar auxilio. No tienen más remedio que sentarse sobre la misma mesa con los saharauis que subestimaron ayer. « Nunca hay que subestimar al enemigo », es un principio fundamental para ganar la guerra.
Hoy en día, el pueblo marroquí que siempre se ha mostrado màs monárquico que le monarca en la cuestión del Sáhara, no tiene derecho a abrir el pico si no es para alavar la putrefacta política de sus mediocres dirigentes. Parece un pueblo sado-masoquista por naturaleza, su mayor placer es el de recibir los golpes, uno tras otro.
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