El 17 de diciembre 2018, los cuerpos de dos jóvenes turistas escandinavas fueron hallados sin vida al pie de la montaña de Tubkal, en Marruecos.
Louisa Vesterager Jespersen, una estudiante danesa de 24 años, y su amiga Maren Ueland, una noruega de 28 años, fueron salvajemente asesinadas a la manera de la organización terrorista Estado Islámico : una decapitada y la otra degollada. Sus asesinos filmaron la escena mientras proclamaban el acto en nombre de Daech y de los terroristas que murieron en la localidad siria de Hayin bajo el fuego del ejército sirio y ruso.
Este crimen demuestra que la amenaza terrorista persiste y es preocupante en Marruecos. Aunque las autoridades marroquíes siempren anunciaron desmantelamientos de células terroristas, no ha habido atentados desde 2011.
Para la prensa británica, el país se ha convertido incluso en un « trampolín » para los ataques terroristas en Europa del autoproclamado grupo Estado Islámico que los países de Oriente Medio llaman Daech por sus siglas en árabe. Varios países pidieron a sus conciudadanos « cautela» y « hacerse acompañar por guías oficiales de la región ».
El periódico británico The Sun estima en una investigación llevada a cabo tras el cruel asesinato de las dos jóvenes escandinavas que « Marruecos ya no es un oasis de paz y estabilidad, ya que los extranjeros se han convertido en posibles objetivos de los extremistas locales ». Según el periódico, el país se ha convertido en « el caldo de cultivo » para el grupo extremista que ha invadido Europa.
The Sun también advierte de que los terroristas marroquíes pueden llevar a cabo atentados en Londres, París, Barcelona, Bruselas y Finlandia, y recuerda que según el último comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores británico « es probable que los terroristas sigan cometiendo atentados en Marruecos ».
« Los ataques podrían ser ciegos o tener como objetivo a extranjeros », advirtió el comunicado citado por The Sun. « Marruecos es considerado el principal exportador de terroristas de Daech », prosigue el periódico británico que recuerda que cerca de 1.800 marroquíes se unieron a las filas terroristas en Libia, Irak y Siria en los últimos años, y unos 1.000 terroristas marroquíes y tunecinos han regresado clandestinamente a su país de origen.