Sahara Occidental, 31 julio 2018.- Como cada año, el programa Vacaciones en Paz continúa y con él prosiguen los escándalos.
Vacaciones en Paz es un proyecto solidario de acogimiento temporal. Una familia residente en España acoge durante los meses de julio y agosto a un niño/a saharaui de entre 8 y 12 años. Son niños despiertos e inquietos, acostumbrados a jugar en la calle. Son niños de familias estructuradas, con lazos afectivos muy fuertes y un entorno social estable.
Si las asociaciones de solidaridad con el pueblo del Sáhara lo ven así y lo trazan como un objetivo noble cuya meta es permitir a estos niños pasar un verano en condiciones menos penibles que en el desierto de la Hamada argelina, muchas familias acogedoras lo hacen con propósitos poco nobles. Para muchas es una ocasión para secuestrar a un niño y cortarle todo arraigo con su familia biológica. Los ejemplos no faltan de familias saharauis que no saben nada de sus niños y cuyo lazo familiar ha sido usurpado.
Hace unos años, todos hemos vivido el episodio de la hija de Bachir Mustafa Sayed, que además de ser un alto resposnable del Frente Polisario, es nada menos que el hermano del difunto creador del movimiento de liberación saharaui. No sólamente corto todo contacto con su familia, sino que además sus fotos « glamour » en las revistas de moda dieron la vuelta al mundo.
Acusan a las familias biológicas de los niños de secuestrar a sus « hijos » cuando les obligan a quedarse en los campamentos con sus familiares y allegados. El mundo al revés, ya que los verdaderos secuestradores de niños son esas familias españolas que aprovechan la situación de necesidad de esos niños y la falta de medios de sus familias para subvenir a sus necesidades sanitarias para amparaarse de ellos y arrancarles todo el amor materno y paterno que nació y creció con ellos.
Este año, los saharauis miran consternados cómo a algunos niños se les enseña a fumar en la pipa turca (chicha) como lo atestigua un vídeo que circula en las redes sociales.
Muchas de esas familias de acogida no saben ni siquiera dónde queda el Sáhara. Lo hacen por puro capricho, para presumir o simplemente como medio para « adoptar » a un niño, una adopción que más bien es un secuestro ya que ese niño ni es huérfano ni su familiado lo ha dejado en la calle. Y todas, sin excepción, en las elecciones votan por los enemigos del Sáhara, el PP y el PSOE.
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