Alfonso Lafarga
El Gobierno de Mariano Rajoy está satisfecho con la labor realizada por España durante los dos años que ha formado parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y, especialmente, por las dos ocasiones en que ha ocupado la presidencia de este organismo.
Lo dijo el presidente Rajoy el 20 de diciembre de 2016 ante la prensa, después de intervenir en el Consejo de Seguridad; habló de una “labor constructiva, fiable y responsable”.
Ese mismo día Mariano Rajoy entregó el Collar de la Orden del Mérito Civil a « un hombre extraordinario », a Ban Ki-moon, el secretario general de la ONU que acabó su mandado a la vez que España su presencia en el Consejo de Seguridad. Y Rajoy dijo que las prioridades de Ban Ki-moon habían coincidido con las de España y, entre otras, citó los Derechos Humanos.
Pero esa prioridad de los DDHH, cuya defensa y promoción “es uno de los grandes pilares de la acción de España en Naciones Unidas” y con la que se comprometió el propio presidente del Gobierno español, ha estado ausente en lo que se refiere a la gran responsabilidad pendiente de España: El Sahara Occidental, la colonia que entregó a Marruecos sin proceder a su descolonización.
Los Derechos Humanos son una entelequia en el Sáhara Occidental, como han denunciado organizaciones internacionales, y, además, su observación no forma parte del cometido de la misión de las NNUU en la excolonia, la MINURSO.
Como acaba de recordar el abogado Gonzalo Olmos -observador acreditado por el Consejo General de la Abogacía Española en el juicio a 24 saharauis por el campamento de Gdeim Izik- en La Voz de Asturias, el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas condenó el 15 de noviembre de 2016 a Marruecos por la violación de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, por el caso de Naama Asfari, uno de los presos de Gdeim Izik.
En 2016, según difundió la Agencia EFE, la policía marroquí expulsó, al menos, a 97 ciudadanos extranjeros por su relación con los saharauis, 87 desde el Sáhara Occidental y el resto desde Marruecos. De ellos, 23 fueron españoles; los últimos lo fueron el 20 de diciembre de 2016, los abogados José Revert Calabuig y Nieves Cubas Armas, representantes del Consejo General de la Abogacía Española, que pretendían asistir en El Aaiún al juicio contra tres saharauis.
El nuevo ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Alfonso Dastis, siguiendo la práctica de su antecesor, José Manuel García-Margallo, no realizó gestión ni protesta alguna ante la embajada de Marruecos en Madrid.
Y si Exteriores no protesta ante Marruecos por estas expulsiones, menos aún por la de un saharaui con pasaporte español, como le ocurrió a Mohamed JedAhlu en el puerto de Tánger cuando pretendía viajar para ver a su hermana Sukeina, presidenta del Foro Futuro de la Mujer, que se encuentra grave a raíz de la brutal paliza que recibió en una manifestación hace tres meses en Fum Eluad, una playa de El Aaiún.
Hablando de los nuevos ministros, el de Interior, Juan Ignacio Zoido, se retrató al publicar su departamento una nota de prensa sobre la desarticulación de un grupo de narcotraficantes, en la que se citaba “la costa marroquí de Dakhla” (la antigua Villa Cisneros española), lo que tuvo que ser rectificado ante las protestas del Polisario y los movimientos prosaharauis.
“España no ha escatimado esfuerzos por intentar que el Consejo de Seguridad asumiera su responsabilidad como garante prioritario de la paz y seguridad internacionales”, publicó el 21 de diciembre lamoncloa.gob.es al informar sobre una resolución del Consejo relativa a los aspectos humanitarios del conflicto en Siria.
Pero en los objetivos y actuaciones de España durante su pertenencia al Consejo de Seguridad no ha aparecido el Sáhara Occidental, donde Marruecos se niega a realizar el referéndum del autoderminación, donde hay una importante tensión entre El Polisario y Marruecos en El Guerguerat y de donde fueron expulsados 75 miembros de la MINURSO, de los que solo regresó un pequeño grupo, como ha relatado El Confidencial Saharaui.
Y diariamente, violaciones de los Derechos Humanos más elementales en los territorios que Marruecos ocupó hace 41 años, después de una cruenta invasión, como lo reflejan los resúmenes mensuales de El Espía Digital.
El Gobierno de Mariano Rajoy está satisfecho de su labor en el Consejo de Seguridad… y Marruecos, seguramente, también.
La que sigue es una relación aproximada de hechos ocurridos en diciembre de 2016 en el Sáhara Occidental bajo ocupación marroquí y ciudades del sur de Marruecos con población saharaui, según datos de organizaciones de Derechos Humanos y medios de información saharauis, tanto oficiales como independientes.