La muerte de un vendedor de pescado destrozado por las palancas de un camión de basura ha suscitado una ola de protestas en Marruecos, cuando se prepara para dar la mejor imagen de sí mismo con ocasión de la cumbre de Marrakech sobre el cambio climático.
Mohamed Siali
Después de las protestas multitudinarias del pasado domingo en diferentes ciudades del país, las manifestaciones continuaron el lunes en la ciudad rifeña de Alhucemas (norte) por tercer día consecutivo para pedir el castigo a los implicados en la muerte del vendedor Mohcin Fikri, de 31 años de edad.
Fikri murió en la noche del viernes, aplastado por las palancas internas de un camión de basura cuando intentaba impedir que las autoridades destruyeran en él media tonelada de pez espada, cuya pesca está prohibida en estas fechas.
Los manifestantes en Alhucemas y el resto del país demostraban así su indignación por la hogra, como se conoce en Marruecos a la opresión del ciudadano corriente por parte del Estado, lo que se convirtió en el lema de una gran parte de las protestas en el país.
Nabil Ahmeyiq, uno de los activistas que protagonizan las protestas en Alhucemas, dijo a Efe que la muerte de Fikri fue la gota que colmó el vaso y que los habitantes salieron para condenar su atroz muerte y también para protestar contra la hogra y la discriminación que sufre la zona por parte del Estado marroquí.
Un síntoma de esta indignación fue el hecho de que dos grupos de manifestantes rifeños en Alhucemas, que fue colonizada por España durante la primera mitad del siglo pasado, levantaron el lunes banderas españolas al lado de las bereberes y de la de la República del Rif que existió entre 1921 y 1926.
Aunque gran parte de los manifestantes rechazaron la presencia de las banderas españolas, lo cierto es que en la protesta no se vio ni una sola bandera marroquí, síntoma del descontento de los rifeños con el Estado central.
Esta agitación civil se ha producido en un momento inoportuno para Marruecos, que hasta la noche del pasado viernes se preparaba con tranquilidad para la cumbre climática (COP22), prevista entre los próximos 7 y 18 de noviembre y vista como una oportunidad para consolidar el papel internacional de Rabat y salvar de paso la temporada turística de Marrakech.
Ese foro va a suponer un balón de oxígeno para el turismo en la ciudad, pues aumentará las pernoctaciones entre el 10 y el 15 % en comparación con la misma temporada del año pasado, ya que prevé acoger a entre 25.000 y 30.000 visitantes de 190 países.
Para contener las repercusiones de la violenta muerte de Fikri, las autoridades marroquíes reaccionaron de forma rápida y pocas horas después del incidente el rey Mohamed VI ordenó una investigación profunda y un castigo firme a todos los implicados.
El martes, las autoridades judiciales marroquíes anunciaron la detención de once personas, dos de ellos policías y tres funcionarios del Estado, que fueron presentados ante el juez de instrucción acusados de falsedad documental y homicidio involuntario.
La falsedad documental se refiere al cúmulo de irregularidades que llevaron a la confiscación del pescado del joven que había quebrado la ley, aunque en los puertos de pesca de Marruecos la ley se salta con frecuencia y sin castigo.
Aunque la arbitrariedad y la hogra han indignado a los manifestantes de Alhucemas, otros, como el islamista Partido Justicia y Desarrollo (que pidió a sus simpatizantes no salir a las calles) o el propio padre del fallecido, Ali Fikri, han preferido usar un tono tranquilizador.
No quiero que mi hijo sea la causa de la discordia en Marruecos, sobre todo porque el país vive un momento especial poco tiempo antes de la COP22, dijo Fikri, citado por el sitio web hespress.com. EFE