En el contexto de la crisis diplomática que enfrenta a Marruecos con Naciones Unidas, a raíz de la expulsión del componente político-civil de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO), y habiendo ordenado el Consejo de Seguridad en su resolución de 28 de abril de 2016 el retorno al pleno funcionamiento de la citada Misión, sin que hasta la fecha se haya cumplido este mandato, Marruecos llevó a cabo una nueva violación del Acuerdo de Alto el Fuego firmado con el Frente Polisario y que está en vigor desde el 6 de septiembre de 1991.
Durante los últimos años, asistimos atónitos a una, cada vez mayor, dejadez de funciones por parte de la ONU y su Consejo de Seguridad, en lo que, a la resolución del Conflicto del Sahara Occidental se refiere; y es que, Marruecos viene año tras año retando y haciendo efectivas sus amenazas de menoscabo de la paz y seguridad internacionales, mediante actos y manifestaciones de sus Altos Cargos, desafiando a la Comunidad Internacional y al propio Consejo de Seguridad, ante quienes se siente impune. La política anexionista de Marruecos, además de las constantes provocaciones y amenazas a la paz internacionales, está centrándose cada vez más en el traslado masivo de colonos al territorio, ejerciendo una presión y conflictos con la población autóctona que se está traduciendo en un aumento de la delincuencia y los asesinatos, amparados por las fuerzas de ocupación marroquíes sobre la población saharaui.
La expulsión del personal político-civil de la MINURSO el pasado mes de marzo acompañada de la tibia reacción del Consejo de Seguridad, los continuos saqueo y expolio de recursos naturales del pueblo saharaui, la intransigencia en la búsqueda de una solución dialogada de conformidad con el Derecho Internacional, las sistemáticas violaciones de los Derechos Humanos, la persecución y asesinatos selectivos que sufren ciudadanos saharauis en las zonas ocupadas, así como el estado de apartheid creado por Marruecos en las zonas que ocupa ilegalmente desde 1975, están generando un clima de crispación y tensión de consecuencias inimaginables.
A todo lo expuesto se suma la flagrante violación del Acuerdo Militar Nº 1 del Acuerdo de Alto el fuego de 1991, que establecía la prohibición de movilización de tropas y el traspaso de estas al otro lado del Muro. El pasado 11 de agosto en la región de Bir Ganduz, un convoy de las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos fue movilizado de su puesto cruzando al otro lado del Muro por el paso de Gargarat, una zona bajo control de la MINURSO; este hecho es una muestra más, del ánimo de provocación del Reino de Marruecos, que ante los silencios y la permisividad de la Comunidad Internacional, se siente impune para violar los pactos y acuerdos que rigen su relación con el Frente Polisario.
El Secretario General del Frente Polisario hizo llegar una protesta formal, por estos hechos al Secretario General de las Naciones Unidas y al Consejo de Seguridad confiando en que se tomen las medidas oportunas, a la mayor brevedad, para reducir el aumento de la tensión que vive la región, así como, evitar que esta parte, utilizando su legítimo derecho a la defensa reanude la lucha armada, para salvaguarda de los intereses del Pueblo del Sahara Occidental.
Gabinete de prensa
DELEGACIÓN SAHARAUI PARA ESPAÑA
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