Marruecos intenta interferir en los trabajos de la Cumbre panafricana de Kigali lanzando petardos y bengalas. Ello, en el marco de un meticuloso plan iniciado con la invitación hace unos días del presidente ruandés, Paul Kagamé, que presidirá la cumbre este año y cuyo país acoge el acontecimiento.
Una semana antes del encuentro de los líderes africanos, la prensa marroquí anunció que Rabat tiene la intención de volver a la Unión Africana, al mismo tiempo que se pregunta sobre las ventajas de este retorno inesperado y condiciona el hecho a la presencia de la RASD, lo cual indica que sólo se trata de una maniobra para perturbar la intención de la Unión Africana de rendir homenaje al difunto líder Mohamed Abdelaziz y desear la bienvenida al nuevo presidente saharaui Brahim Ghali. Un programa que desvelará el aislamiento de Marruecos a nivel de Africa y el prestigio de la RASD en el seno del continente negro.
La agitación marroquí busca aligerar el peso de las decisiones de la Unión Africana cada vez más comprometidad con el derecho de autodeterminación en el Sáhara Occidental.
De hecho, Marruecos que se opuso en Abril pasado a la intervención del Enviado Espacial de la UA para el Sáhara Occidental, JoachimChissano, no puede pretender volver hoy a la organización africana.