El Aaiún: misión de paz&

Francisco Javier Burón
Hace apenas dos semanas, escribí un artículo sobre el Sáhara Occidental, antigua colonia española, que España abandonó a su suerte en 1975, ya que dicho territorio fue ocupado por Marruecos, invadido en toda la extensión de la palabra de forma ilegal&, adjetivos éstos que molestan al rey moro, pero que hablan sobre la realidad de unos hechos que ya forman parte de la Historia tal como los estoy narrando.
Fue un año fatídico ya que los españoles tuvimos que salir de El Aaiún, capital de ese nuestro Sáhara, en el que vivimos, convivimos con los saharauis durante tanto tiempo; el que esto firma, durante 15 años: desde los 3 hasta los 18&, quizá, los años más entrañables en la vida de una persona ya que es el período que abarca desde la infancia hasta la juventud. ¡Los guardo en un lugar privilegiado dentro de mi corazón&!
Vuelvo con otro artículo sobre el Sáhara, pues los acontecimientos se arremolinan en torno a El Aaiún, donde he podido leer que se ha levantado un muro (nada que ver con el Muro de la Vergüenza, en la frontera con Marruecos donde murieron miles de inocentes&) de 4 kilómetros de largo, con una altura de 170 y unos 2 metros de ancho, para ahuyentar las posibles incursiones de los saharauis cuando éstos, después de esas cuatro décadas, lo único que esperan es que la voluntad de Alá les proteja y les deje conseguir un trozo de tierra para seguir esa vida que llevan en la sangre: el nomadeo& aunque después de haber descubierto junto a los españoles el progreso, la civilización y demás, les resultaría, tal vez algo engorroso el tener que retroceder a su antigua forma de vida, con sus cabras, camellos, y sus jaimas en mitad del desierto, ese desierto abrasador que te hace padecer enfermedades y tener que soportar los tan consabidos sirocos que azotan esa zona del Sáhara Occidental.
Las fuentes de información más seguras no tienen muy claro el futuro por el que atraviesa el pueblo saharaui que, a corto plazo, parece que corren vientos y no son precisamente bonancibles de una tormenta de arena (sin más), sino que hablan de una vuelta a las armas& una situación que sería casi el final de una contienda, la del pueblo saharaui, que no es la que sus habitantes esperan desde hace más de 40 años.
Su paciencia por supuesto, tiene un límite. Pero por su comportamiento pacífico, merece un mayor respeto este pueblo, por parte de las instituciones internacionales, de sus Derechos Humanos, que se les niegan cada vez con mayor crueldad, empezando por la ONU y continuando por los países interesados en el conflicto de la autodeterminación del pueblo saharaui, ya que el Sáhara Occidental es poseedor no solo de la soberanía de ese territorio tan inhóspito y desolado, sino de una riqueza como son los fosfatos y un litoral cuyo caladero de pesca es uno de los más importantes del mundo. El Frente Polisario ya está cansado de bendiciones que son verdaderas cortinas de humo que van minando su resistencia y se están viendo abocados a tener que tomar una decisión tan drástica como el plantearse la vuelta a otra reyerta, aún más contundente que la anterior y con la cual no se resolvería nada, tan solo habría más víctimas que no tienen culpa alguna en esta contienda&
Por otro lado el Frente Polisario pone a punto sus regiones militares ante el riesgo de que se rompa la paz. La incertidumbre de lo que sucederá a finales de este mes en la Asamblea de Descolonización de las Naciones Unidas, en la que se decidirá la renovación del mandato de la Minurso y la continuidad del Plan de Paz, acordado el 6 de septiembre de 1991, lleva a los saharauis a tener su ejército preparado para lo que pueda suceder en una situación de alto riesgo debido a que Marruecos ha rechazado la opción del referéndum al expulsar el contingente civil de los cascos azules, encargados de realizar el censo y la puesto en marcha del referéndum que, es la base del acuerdo de paz firmado para « el alto el fuego ».
Es inevitable que la misión de la Naciones Unidas, que de renovarse se tenga que redefinir y de no ser así se abrirá la veda a retomar la lucha armada, lucha para la que el monarca marroquí ha iniciado su campaña de recabar apoyos militares como muestra su discurso emitido en directo por la televisión marroquí ayer (20/04/2016) en Riad, en el que pedía apoyo de las monarquías del Golfo en la cuestión del Sáhara Occidental afirmando que estaba en juego la estabilidad monárquica y alertando de un complot en contra de las monarquías árabes.
Entresaco un texto en el que se explica de manera exhaustiva la construcción del muro del que antes hablé (escrito público): Del 17 de marzo al 13 de abril, una empresa marroquí vasalla de las autoridades de ocupación ha construido un muro de 4 km. de largo en El Aaiún, rodeando el barrio periférico del 25 de Marzo, al este de El Aaiún, desde una distancia de 500 m. Según informaciones recogidas por Équipe Média, este tramo es el primero de un muro destinado a rodear toda la ciudad, que sería de 20 a 25 km. de perímetro. El muro, de 1,70 m. de alto y 2 metros de ancho, va de la banda del Oued Essaguia hasta el punto de control situado en la carretera entre El Aaiún y Smara ocupadas.
Ha sido construido con arena y rocas por la sociedad Omar Sbayou, que ha movilizado para las obras a 60 obreros, 4 bulldozers Poclain y 6 camiones. El responsable, Omar Sbayou, es un antiguo elemento del ejército marroquí encargado de las detenciones de civiles saharauis, convertido en un hombre de negocios muy rico en el Sahara Occidental. Sus obreros son colonos marroquíes. Las tierras por las que pasa el muro pertenecen a la comuna. Las autoridades de ocupación han decidido construir el muro sin ninguna consulta al pueblo saharaui, propietario legítimo de la tierra. Ninguna valla o cartel informa al público de la Wilaya, de la misma manera que los medios autorizados por el colonizador tampoco informan. Manteniéndose en el anonimato, algunos periodistas saharauis reconocidos por las autoridades de ocupación han admitido disponer de la información, pero con la prohibición de la Wilaya de difundirla.
El muro tiene consecuencias sobre la libre circulación de los ciudadanos saharauis y sujetos marroquíes, pero sobre todo va a obstaculizar el paso de las familias de beduinos saharauis con sus rebaños. Es un muro similar al que el ejército marroquí construyó alrededor del campo de protesta de Gdeim Izik en 2010, para poder controlar a los veinte mil saharauis desplazados hasta allí en señal de protesta contra sus condiciones de vida tan mediocres. En 1975 y en los siguientes años tras la invasión y la ocupaci
ón militar de una parte
del Sahara Occidental, Marruecos construyó muros alrededor de todas las ciudades ocupadas para impedir a los ciudadanos saharauis que huyeran hacia los campos de refugiados, y también para proteger a sus colonos y los intereses de estos dentro de las ciudades.
Estos muros no habían sido objeto de ningún mantenimiento tras la construcción de casas en barrios periféricos por colonos marroquíes, y fueron destruidos paulatinamente por el viento. El muro actual, construido en un especial contexto internacional, levanta inquietud entre numerosos saharauis. Tras la anulación por la Corte Europea de Justicia, en diciembre de 2015, del Acuerdo agrícola de libre cambio UE-Marruecos por ser de aplicación en las zonas ocupadas, y la ruptura de relaciones diplomáticas entre estos dos protagonistas, más la visita del Secretario General de la ONU a los campamentos con la consecuencia de la expulsión por Marruecos de los agentes de la Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz en el territorio ocupado, el aislamiento de la región permite temer la multiplicación de la violencia en un espacio hermético.
Los Derechos Humanos del pueblo saharaui son violados a diario en los territorios ocupados por Marruecos. Naciones Unidas lo consiente y apoya al ocupante a pesar de los informes del Secretario General del Consejo de Seguridad. Con esta conducta el norte de África corre serios riesgos de desestabilización al menospreciar a un pueblo que ha aprendido a no tener prisa, ya que su mayor virtud es la paciencia. Pero como comenté anteriormente, ésta tiene un ¡basta ya! que no podemos olvidar, ya que los saharauis pueden ser fuertes, sufridores, pero saben que la espera tiene su parte contraria que es la desesperación y, yo diría, que el Frente Polisario al frente de la República Árabe Saharaui Unida están al borde de la crispación viendo cómo Naciones Unidas está trabajando en el caso del Sáhara Occidental pero que no tiene la fuerza que debiera ya que otros países afines a Marruecos, al parecer, influyen más en las decisiones a adoptar por Naciones Unidas que el propio asunto en sí, como es el Referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui.
El pasado 16 de abril se celebró en Madrid, un acto reivindicativo en favor de los presos políticos saharauis (en estas últimas fechas, ha fallecido algún preso en huelga de hambre por tal motivo) pidiendo su liberación. Cientos de personas se congregaron en los alrededores de la Plaza Mayor, en las cercanías del Arco de Cuchilleros (el Madrid de los Austrias), teniendo que soportar la lluvia, el frío y las circunstancias adversas de este tipo de eventos, pero que subsanaron con sus ganas de alentar a sus hermanos saharauis en este proceso de injusticia que Marruecos lleva cometiendo desde más de 40 años, desde que invadió, ocupó, reitero, los adjetivos que sé que joroban muy mucho a Mohamed VI que dice que no ha roto un plato& Su egolatría, le lleva a tal grado de hipocresía que niega cualquier afirmación que se haga en cuanto a la Minurso que pretende expulsar de El Aaiún.
Ya está en marcha el programa Vacaciones en Paz que, todos los años, desde hace muchos, se viene realizando a nivel peninsular e insular. Como los hechos no pintan demasiado favorables a una paz en El Aaiún y demás lugares invadidos, este año será algo particular en cuanto a la acogida de pequeños saharauis, guayetes, que saldrán de los territorios ocupados de Tinduf y otros sitios del Sáhara Occidental y pasarán un par de meses fuera de la presión a la que están sometidos y con la falta de libertad para campar a sus anchas por las costas españolas, y el magnífico litoral canario, el más cercano que tienen estas criaturas y que sus familiares, muchos de ellos, están afincados en nuestras islas desde hace años. La solidaridad con todos estos chiquillos/as le proporcionará, un año más, una alegría tal que algunos ya han querido ser adoptados por las familias de acogida.
Para concluir este artículo sobre El Aaiún, comentar que la fotografía que se puede contemplar es el rostro de un anciano saharaui que es la historia viva de ese Sáhara Occidental que, una vez, fue español, y que, ahora, atraviesa por unos momentos prebélicos que he podido contrastar y que tan solo son cual espejismo que se divisa en el horizonte de ese grandioso desierto, cuyos atardeceres hacen soñar con un bellísimo oasis donde reine la paz y se pueda disfrutar de esa libertad que añora el saharaui desde que España lo entregó a un reino tan traicionero como el marroquí que vendería su alma al mismísimo diablo&
Una fotografía de Lucas Blanco que ha sido expuesta en público por la autenticidad de unos rasgos más que identificadores con el habitante del Sáhara Occidental, el saharaui que ha vivido muchos años, que conoce la historia de su pueblo y en su cara se dibujan las arrugas de todas las vivencias que la vida le ha ofrecido. Toda una imagen cuyas facciones son el reflejo de un hombre, saharaui, que puede relatar en primera persona todo lo acontecido en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental durante tantos años, y cuya mirada nos otorga la serenidad del nómada que descansa tranquilo, sentado y cruzado de piernas, con su darrah, su turbante& a la espera de tomar ese vaso de té con pinchos morunos&
PD.: Wilaya significa en hassanía: provincia, se refiere a las que existen en el Sáhara Occidental como El Aaiún, Smara, Villa Cisneros&
Francisco Javier Burón Monís es ciudadano de Telde.

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