Dos cuentos breves sobre el pueblo saharaui

Al oír el timbre, abrió la puerta de su piso y se encontró con un grupo de hombres que parecían rodear a otro con una gran barriga y muy elegantemente vestido. Antes de que pudiera decir nada entró todo el tropel de gente en su piso y tras examinar todos los rincones, llevaron al dormitorio al de la barriga, en cuya cama se acostó. El dueño de la casa estaba asombrado por el comportamiento de aquellos hombres y exasperado, gritó:
-¡Salgan todos de mi casa ahora mismo!
-Cállese usted -dijo entonces con enfado uno de los hombres- que no le deja dormir -y añadió indignado:- qué falta de respeto, por favor…
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Un desaprensivo había robado un gran chorizo en un supermercado metiéndoselo en la cazadora y fue a casa de un amigo. El amigo le abrió la puerta y entró, tomó asiento en el cuarto de estar y sin decir palabra, le tendió el chorizo a su amigo.
-¿Por qué me das esto? -dijo el amigo.
-Un regalo -respondió el desaprensivo con cierto cariño.
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