Esta vez, José Luis Rodríguez Zapatero informó por carta al ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, del viaje que tenía previsto realizar este jueves a Dajla, la antigua Villa Cisneros, en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, para participar en un foro organizado por una ONG suiza. Pero eso no impidió que Margallo cargase de nuevo contra la agenda exterior del expresidente del Gobierno.
Tras recordar que la Unión Africana emitió una declaración el pasado 1 de febrero en la que pedía que se cancele dicho foro por considerarlo “ilegal conforme al derecho internacional” y “en contradicción con los esfuerzos de la comunidad internacional para resolver el conflicto” de la excolonia española, apostilló que “es una decisión de la que tendrán que responder los que hacen la visita y los que han autorizado la visita o se han dado por enterados de la misma”. Aludía, sin citarlo, al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, de quien dio por hecho que estaba al corriente del viaje (“no quiero pensar otra cosa”).
El jefe de la diplomacia española, que compareció ante la prensa junto al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, recordó que España defiende para el conflicto del Sáhara “una solución justa, duradera y mutuamente aceptable que prevea la libre autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental en el marco de las resoluciones [del Consejo de Seguridad] y conforme a los principios de la carta de las Naciones Unidas”, por lo que Zapatero viaja a título personal y no representa la posición oficial del Gobierno.
El expresidente participará en el Foro Crans Montana, creado en Suiza como un foro de reflexión al estilo del de Davos, que este año abordará la cooperación Sur-Sur y las posibilidades de desarrollo de África.
La posición de la Unión Áfricana no es sorprendente, ya que la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) forma parte de dicha organización, de la que está excluida Marruecos. Tampoco la del Frente Polisario que este jueves, a través de su delegación en Canarias, expresó su más “enérgica condena” y subrayó que algunas organizaciones internacionales como Naciones Unidas, la UE o la Unesco se han negado a asistir al foro.
Por su parte, el PSOE marcó distancias con su exsecretario general. Tras expresar su “respeto” hacia los viajes que Zapatero “crea oportuno” hacer, el portavoz adjunto en la Comisión de Exteriores del Congreso, Alex Sáez, dijo que “no hay ningún cambio” en la posición del partido sobre el Sáhara Occidental.
Esta es la segunda vez que Zapatero visita Marruecos para participar en una cita internacional. Ya lo hizo en noviembre pasado, cuando asistió en Marrakech a un foro sobre derechos humanos en el que Rabat vendió sus avances en la materia y respondió a las críticas de las ONG.
El viaje de Zapatero al Sáhara se produce dos semanas después de que el enviado especial de la ONU, Christopher Ross, visitara Madrid al término de su primera gira por la región, tras meses de veto marroquí. Ross debe presentar en abril un informe que el secretario general, Ban Ki-moon, trasladará al Consejo de Seguridad, donde se sienta España.
Este no es el primer viaje conflictivo de Zapatero. El pasado día 25 estuvo en La Habana (Cuba), donde fue recibido por Raúl Castro; y en julio del año pasado se reunió con el dictador Teodoro Obiang en Malabo (Guinea Ecuatorial). En ambos casos le acompañó el exministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos.
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