La misión de la ONU en el Sahara Occidental (Minurso) tiene una nueva jefa, la canadiense Kim Bolduc, nombrada el pasado mayo por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pero sigue en estos momentos en Nueva York y se desconoce cuándo llegará a la sede en El Aaiún.
Javier Otazu
Rabat, 23 oct (EFE).- La misión de la ONU en el Sahara Occidental (Minurso) tiene una nueva jefa, la canadiense Kim Bolduc, nombrada el pasado mayo por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pero sigue en estos momentos en Nueva York y se desconoce cuándo llegará a la sede en El Aaiún.
Según dijeron a Efe fuentes de la Minurso en El Aaiún, « no hay fecha precisa » para la llegada de Bolduc, quien continúa en Nueva York en este compás de espera y a la que se aguardaba en la zona para finales de julio.
En ausencia de Bolduc, el mando ha sido asumido de forma interina por el jefe militar de la misión, el comandante indonesio Emamedín Mulyono, mientras la Minurso « sigue trabajando con normalidad », recalcaron las fuentes.
Estas fuentes no quisieron pronunciarse sobre las razones de la tardanza de Bolduc en asumir el cargo.
Sin embargo, los motivos fueron expuestos recientemente por el ministro marroquí de Exteriores, Salahedín Mezuar, quien eligió un diario local para exponerlas el pasado septiembre.
Mezuar se quejó de que Marruecos « no había sido consultado » por la ONU a la hora de nombrar a Bolduc y dio a entender que no aceptaría su llegada hasta que se resolvieran « muchas aclaraciones » sobre su mandato.
El mandato de la Minurso, creada en 1991, consiste teóricamente en supervisar el alto el fuego y preparar un referéndum de autodeterminación en el territorio, pero este último cometido ha sido ya descartado por Marruecos.
El 8 de octubre, el representante permanente adjunto de Marruecos ante la ONU, Abderrazak Laassel, enumeró ante la Comisión de Descolonización cuáles son ahora las tareas que Rabat considera tiene la Minurso sobre el terreno.
Estas labores se limitan a vigilar el alto el fuego, desactivar minas de guerra y promover medidas de confianza en apoyo del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), « y en particular las visitas entre familiares saharauis » que viven bajo administración marroquí o del Frente Polisario en Tinduf.
En aquella entrevista con un periódico, Mezuar advirtió además de que el enviado especial del secretario general de la ONU para el Sáhara, el estadounidense Christopher Ross, no sería recibido en Marruecos hasta que Rabat obtuviera respuestas « escritas » a la petición de « aclaraciones sobre los límites de su misión ».
Las relaciones de Marruecos con Ross no son precisamente cordiales: en mayo de 2012 el Gobierno de Rabat anunció que le « retiraba su confianza » por su « comportamiento desequilibrado y parcial » en el tema del Sahara Occidental, pero recibió una bofetada diplomática cuando Ban Ki-moon desoyó sus argumentos y confirmó al estadounidense en el cargo.
Las relaciones de Ross con el Gobierno marroquí han sido desde entonces cuando menos distantes.
El enviado especial ha realizado varias giras más por la región en un espíritu de « construcción de medidas de confianza » entre las partes, pero ha negado tener en la mano un nuevo « plan de arreglo » para el territorio.
En privado, Ross, que no viaja a la zona desde enero de 2014, ha confiado a algunos interlocutores su pesimismo sobre una solución ante la enorme distancia entre las partes, Marruecos y el Frente Polisario.
Al disgusto de Rabat con Ross se une la preocupación de Marruecos por que vuelva a la palestra una propuesta que en su momento (2013) Estados Unidos presentó ante el Consejo de Seguridad (y luego retiró por presiones de Rabat y sus aliados) para ampliar el mandato de la Minurso a la vigilancia de los derechos humanos.
Aquella propuesta fue más tarde retomada a su manera por el propio Ban Ki-moon, quien el pasado abril, en vísperas de la renovación del mandato de la Minurso, apoyó « un mecanismo independiente, duradero e imparcial » de vigilancia de los derechos humanos en el Sahara y Tinduf.
Ese mecanismo que proponía Ban no fue mencionado en la resolución para ampliar el mandado de la Minurso y dio la impresión, una vez más, de que Marruecos se salía con la suya.
Una impresión que debe ser errónea ante el enésimo « impasse » en que se encuentra el contencioso del Sahara y la propia Minurso. EFE
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