Zahra, la flor en la poesía. Entrevista con la poeta saharaui Zahra Hasnaui

REVISTA La voz ascendente – nº 53 Espéculo julio-diciembre 2014. UCM
Ebbaba Hameida Hafed, Universidad Complutense de Madrid

 

Zahra Hasnaui, nació en El Aaiún (1964), capital del Sahara Occidental, provincia española hasta 1975. Los saharauis estudiaron en su tierra en colegios españoles; este fue el caso del artista. Desde la guardería hasta la universidad ha tenido una formación hispana. Tras el abandono de España al pueblo saharaui, permitiendo que Marruecos ocupara su territorio, Zahra se vio obligada a proseguir sus estudios a miles de kilómetros lejos de su familia. En Madrid se licenció en Filología Inglesa por la Universidad Complutense. Estuvo viviendo en los Campamentos de Refugiados Saharauis de Tinduf, trabajando en la Radio Nacional Saharaui. Después volvió a España y actualmente reside en Guadalajara.

Zahra, flor y poesía

Zahra, un nombre que significa Flor en árabe. En su alma se refleja la belleza de las flores del desierto; nada más hermoso conseguir plasmar en versos la lucha de todo un pueblo. La espera, el exilio, el sufrimiento, la esperanza, la justicia y la libertad son las palabras que más se repiten en la poesía de Hasnaui. El placer de hacer arte en la distancia.

Una mujer, que solo se podía llamar Zahra (Flor), abre las puertas de su casa. Con sus versos y relatos viaja al desierto. Una mujer tan bella. Una mirada tan profunda y envuelta en una preciosa Melfa, inmersa en la aroma del incienso del desierto, comienza haciendo el té, el té de las tertulias distendidas y relajadas que tanto caracteriza a sus gentes. El té de los tres vasos, “el primero amargo como la vida, el segundo dulce como el amor y el tercero suave como la muerte.” Su apacible voz y con brillo en los ojos desvela su creación literaria. Emana dulzura en cada uno de sus gestos, trasmitiendo paz y serenidad pese a la injusticia.

El comienzo de un hermoso camino literario.
La base literaria recibida en su formación universitaria, despertó en ella el amor por el arte de escribir. Pasará a formar parte de la historia de la poesía contemporánea saharaui. Hasnaui es miembro y fundadora del grupo “Generación de la Amistad”, formado por intelectuales y escritores saharauis que escriben en castellano, con el objetivo de trasmitir en verso y prosa la esencia del pueblo saharaui. Este grupo de poetas ha escrito distintas antologías como: Añoranza (2002); Bubisher (2003), Um Draiga, Treinta y uno (thirty one), Aaiún, gritando lo que se siente, La fuente de Saguia, Primavera Saharaui (2011). Estos poetas han mamado de la literatura de la generación del 27, de la hispanoamericana, pero también la poesía en hasanía, tradicionalmente oral.

La filóloga comenzó a escribir en la Radio Nacional del Sáhara, cuando estuvo viviendo en los Campamentos de Refugiados, trabajando en la sección en castellano: “entonces trabajábamos sobre todo en la faceta periodística de los informativos, pero también había programas culturales”. El desierto incitó su vena artística, que hoy es su arma, reconociendo así el poder de la pluma.
La creatividad poética a veces se descubre por casualidad. Zahra había escrito prosa y artículos periodísticos, pero la fuerza de los versos brotó en poesía gracias a su causa, que la considera una musa constante: “es una fuente de inspiración inagotable porque los saharauis luchamos en muchos frentes; hemos luchado y seguiremos luchando; lucharon nuestros padres y me temo que nuestros hijos también seguirán luchando por esta causa”.

En 2005 estalló la intifada saharaui, las manifestaciones pacificas en los territorios ocupados por Marruecos. En esta ocasión el grupo “Generación de la Amistad”, del que la mayoría de sus miembros viven en el exilio, comenzaron sus versos rindiendo un homenaje a la intifada. “Editamos un libro titulado El Aaiún, porque esta intifada comenzó en El Aaiún y posteriormente se extendió en todas las ciudades en las zonas ocupadas”.

Estas manifestaciones que fueron ferozmente reprimidas por las fuerzas militares marroquíes. La impotencia y la rabia invadieron el corazón del artista. De ahí surge el maravilloso poema “voces”. Su primer poema. “Yo viví en las zonas ocupadas y se lo duro y difícil que es convivir bajo la ocupación, bajo la opresión y vigilancia constante de la fuerza de ocupación marroquíes. De estas voces que los marroquíes intentaron acallar y que de hecho acallaron en cárceles y tumbas, surgió mi primer poema “Voces”. Lo titulé Voces, para hacer llegar a la comunidad internacional estas voces acalladas por la represión”. Su primer poema surge del dolor del grito oprimido. La impotencia actuó como un revulsivo doloroso que plasmó en estos sentidos versos.

Otro acontecimiento que ha marcado el recorrido literario de esta generación es el desmantelamiento del campamento de la dignidad saharaui. Gdeim Izik fue un campamento de protesta pacífica en el que los saharauis reivindicaban sus derechos sociales y políticos contra el ocupante. Fue el detonante de la primavera árabe. “Ha influido en mi este gran gesto de lucha. Nosotros nos manifestamos contra el régimen marroquí y fuimos injustamente reprimidos. De ahí nació el poema Nayim, dedicado a un niño de 14 años asesinado por los militares marroquíes durante la protesta. Poema recogido en el libro “Primavera Saharaui” que escribimos entre todos los miembros de la Generación de la Amistad.

Zahra, desde siempre, ha sentido una pasión por el arte, por su capacidad de denunciar las injusticias. Vivir en la distancia, ver como sus paisanos viven reprimidos por el invasor, su empatía con ellos, ha convertido su poesía en su mejor arma de denuncia.

Son profundos los sentimientos que expresa, después de “Voces” nace “Flor”. Confiesa que “son los dos poemas que más dolor me causan, crean mucha rabia en mi. Nosotros vivíamos en paz en nuestro territorio, hemos sido agredidos por una ocupación de un país vecino y saber que nuestros hijos nuestros, hermanos, nuestros vecinos han tenido que llevar un fusil y perder su vida por la ambición ciega de un vecino creo que es lo más doloroso para un ser humano” de estas palabras llenas de dolor se puede entender el hambre que siente por morder miles de versos.

Una poesía colectiva

La poesía de los habitantes del desierto es una poesía que surge de la necesidad de comunicar. La visceralidad es un elemento que Zahra utiliza para adjetivar su poesía, “mi poesía es muy visceral, quizás los críticos futuros no verán mucha literatura en mi poesía; sale de mis entrañas llena de sentimientos porque y todo lo que he sacado ha sido de estas situaciones tan duras que hemos vivido los saharauis. Quizás sea más prosa poética que poesía pura, pero yo diría casi que es muy honesta; todo lo que he escrito lo sentía en un determinado momento”.

Cuando la flor del desierto viene desgarrada, intenta volver a sus origines, pero el siroco sopla y las arenas movedizas cambian el lugar de las dunas. Zahra ama su tierra y añora su gente. Pero la ilegalidad hace que su descarga emocional sea oscura. En sus poemas resaltan los sentimientos negativos como la frustración e impotencia ante la injusticia. Una poesía colectiva que emana por la situación que atraviesa su pueblo. Poemas que desgarran sus lagrimas cada vez que los lee, “Intento evitar leer algún poema porque parece que vuelve el dolor”, un dolor colectivo que siente cada saharaui.

La literatura saharaui es colectiva, con un carácter social. Un arte reivindicativo donde la política es inevitable; una poesía que se alimenta del exilio, la ocupación y la distancia de la familia. Ella apunta que su vida se compone de muchos aspectos, como la de cualquiera, de varias facetas como el amor, los hijos, la familia, los hermanos, las amistades, la solidaridad, etc. Son entre otros, los sentimientos que componen la vida de una persona. Pero confiesa que “los poemas más personales no los publico; escribo para descargar mis emociones, pero no me gusta publicarlos porque creo que vulneran un poco mi intimidad; soy muy celosa de mi intimidad.”

La sociedad saharaui es una sociedad árabe-africana y musulmana, pero a diferencia de los países vecinos, la mujer juega un rol social muy importante. En el Sahara hay muchas poetisas, y la poesía bidani canta los aspectos más íntimos de la vida.

El hecho de ser mujer nunca ha influido en su creación literaria. Zahra, tomó el ejemplo de su madre y abuela, a quienes define como mujeres libres, “dentro de la sociedad saharaui la mujer siempre ha tenido papel fundamental que nadie lo puede negar, la mujer tiene un respeto merecido o más por la sociedad, y yo personalmente nunca he sentido trabas por ser mujer”. Sigue explicando “los saharauis tenemos muchas poetisas en Hasania, la poesía es parte integral de nuestra vida en el Sáhara, donde no hay ni teatro, ni cine. La poesía es nuestro ocio, cuando nos sentamos a tomar el té recitamos poesía. Es una especie de enciclopedia que comprende diferentes disciplinas: la geografía, la literatura, la historia, las leyendas, la mitología saharaui…”

La poesía hispanoamericana

El hecho de que Zahra y otros poetas escriban en la lengua de Cervantes es porque todos han vivido entre España y Cuba. “Mi generación ha absorbido del colonialismo la literatura hispana; por una parte es una gran suerte. Afortunadamente puedo leer a Gabriel García Márquez, Miguel Hernández o Benedetti.¡¡¡Esto es una bendición!!! No vemos el castellano como algo negativo de la colonización; es una seña de identidad que marca nuestra diferencia. Somos el único país árabe de habla castellana.”

Uno de sus poetas favoritos es Benedetti; lo define como una persona muy justa y con mucha sensibilidad, sencillo y cercano. “Me atrae mucho la gente honesta y con sensibilidad, son las dos características que necesito de una persona, estas características las vi en Benedetti que transmitía muy bien en su poesía, siempre encontraba la palabra exacta, siempre decía la verdad, lo que le ofendía, lo que le gustaba o lo que amaba…”

Grandes poetas españoles han influido en sus versos; entre sus ídolos menciona a Lope de Vega, Góngora y Miguel Hernández. De este ultimo destaca: “fue una persona autodidacta, un pastor, no hace falta que tengas muchas licenciaturas o doctorados para ser escritor, o para escribir una poesía tan bella como la suya. Es una persona honesta que luchó hasta su muerte en los principios en los que creía, no hay mayor honestidad que esta; luchar hasta la muerte por los principios en lo que uno cree.” Estos valores también presentes en la sociedad saharaui y en sus escritores que se identifican con este gran escritor español.

Hasnaui creía que se iba decantar por la novela, pero ahora surge la poesía “porque sintetiza. Es complicado sintetizar los sentimientos. Es un género más complicado, esta capacidad que tiene Benedetti es un don. Yo intento imitarlo. Pero prefiero sintetizar lo que siento en tres versos que en tres páginas. Es difícil, pero lo prefiero.”

“El Silencio de las Nubes”

Actualmente está escribiendo una antología poética que será su primera publicación en solitario. Manifiesta que ahora se encuentra en una fase de su vida, en la que no deja de ver su juventud y su infancia lejos en tiempos y espacios, y mira el pasado con “ternura y añoranza y, surgen muchas cositas que antes no salían, últimamente los sentimientos de mi poesía están cambiando, voy a escribir una poesía más positiva”. La poetisa centrará en sus próximos poemas temas con elementos culturales, basándose en el recuerdo de su infancia y parte de su vida entre los suyos.

En este poemario nos encontraremos con poemas como “El fuego. “Lo que representó para mí el fuego en mi infancia, en mi juventud y ahora”. Las flores del desierto aman el agua y rechazan la aridez de la arena. Zahra vivía cerca del mar y odiaba la parte desértica de su tierra. Las flores no pueden odiar nunca el lugar donde nacieron sus raíces, y terminan amando profundamente el desierto.

“El silencio de las nubes” titula a este libro que próximamente publicará, lo titula así porque “es frustrante llegar al desierto y ver este silencio”. Los saharauis son un pueblo nómada, hijos de la arena. Zahra recuerda que su abuela amaba el desierto mientras que ella quería el mar. Los mayores, aún viviendo en la ciudad, siempre organizaban salidas a la badia (el campo del desierto), llevan todos los enseres como el agua la carne y los Land Rovers con todos los familiares y vecinos salíamos al desierto.

“Hace poco alguien me contó que la badía está desierta, que ya no están ni los niños ni los ancianos. Ahora todos están entre las zonas ocupadas o los campamentos de refugiados. No queda nadie. Entonces por esto elijo este título “El silencio de las nubes” porque ya no hay este ruido y hasta las nubes están calladas ante este doloroso conflicto”. Zahra sirve el tercer té, suave como la muerte, afirmando que no perderá la esperanza por la libertad de su pueblo. Su único objetivo es dar a conocer la injusta situación que viven los saharauis a través de su apasionante poesía, deseando pronto volver pronto a las orillas de las playas de El Aaiún la capital de un Sahara Occidental libre y soberano.

El silencio de la Nubes de Zahra Hasnaui
A las nubes no les quedan pastores.
Nómadas taciturnas
tras los rebaños de dromedarios,
las risas de los niños, los frigs de jaimas,
los pozos verdes y las melfas cantarinas…
Todo es distinto.
Se fueron…
y vino el silencio
a cubrir la infinidad
de narcótica pausa.
Adormece al río,
al viento enmudece,
vacío… en la mirada,
en la palabra… intención.
No queda nada.
La sombra de las nubes consuela a una huérfana acacia.

Fuente: Generación de la Amistad saharaui

 
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