Marruecos, primer productor de hachís en el mundo, no mueve un dedo frente a esta situación y dirige la mayor parte de su producción hacia Europa y el mundo con el único propósito de subvenir a los gastos del ejército que opera en el Sáhara Occidental y a compensar las pérdidas provocadas por la crisis financiera que Europa atraviesa. ¿Sino cómo explicar la facilidad con que las redes de tráfico de esta droga operan en el territorio marroquí y miles de hectáreas de cultivo de cannabis existentes en la región del Rif? Por otra parte, según el balance general de la Oficina de las Naciones Unidas de lucha contra la droga y el delito, Marruecos sigue ocupando el primer puesto en la exportación de este veneno cuyos perjuicios sobre el cerebro de los jóvenes están más que probados.
« La exportación de drogas por Marruecos hacia la región del Magreb representa una amenaza para la seguridad y la estabilidad de la región », según Brahim Ahmed Mahmud, responsable del servicio de documentación y seguridad del Frente Polisario.
A través de la producción y exportación de drogas, Marruecos « contribuye en la financiación de los grupos terroristas y redes del crimen organizado operantes en el norte de Malí y en la región del Sahel”.
Según la oficina argelina de Lucha contra las Drogas y las Toxicomanías (ONLDT), más de 95 toneladas de resina de cannabis fueron incautadas en los primeros seis meses de 2014, lo que constituye un incremento de 25 toneladas en comparación con la cantidad incautada en el mismo período del año 2013.
Las autoridades argelinas y saharauis hacen un llamado para concienciar la comunidad internacional sobre los peligros del tráfico de cannabis para la estabilidad y la paz mundiales.
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