GONZALO PARENTE
Han vuelto. Como anualmente las golondrinas regresan a sus tierras de acogida, así los niños saharauis vuelven a Galicia con unas familias que los acogen con ilusión y cariño, que es correspondido por quienes algún día fueron españoles y hoy no saben lo que son.
En una ocasión, haciendo un trabajo para la Universidad Complutense, visité a un saharaui que me enseñó su DNI y su carné de conducir españoles de hacía 40 años, pero que estaban caducados. El caso de nuestra antigua provincia del Sáhara, abandonada con la marcha verde marroquí, durante la muerte de Franco, dejó a una población de unos 200.000 saharauis en manos del Frente Polisario y del ejército marroquí. La ONU, el referendo y la guerra en el desierto obligaron a los saharauis a refugiarse en Tinduf (Argelia), donde todavía permanecen.
Muchos españoles acudieron en su ayuda y no los abandonaron. Desde entonces funcionan en España más de 20 asociaciones de amigos del pueblo saharaui. Una de las actividades es traer niños en verano a disfrutar de la hospitalidad de la gente sencilla que disfruta haciendo felices a unos niños que solo conocen las ardientes arenas del desierto y probablemente no conocen el mar. Los he visto estos días disfrutando de la playa de Pantín (Valdoviño). Iban mezclados con otros niños y niñas gallegos jugando con toda naturalidad. Qué bonito gesto de solidaridad el de esas familias, en tiempos de tantos enfrentamientos raciales.
La Voz de Galicia, 03/08/2014