Los métodos para destrozar la naturaleza humana varían de las más simples a las más sofisticadas. Sin ser exhaustivos, citemos las técnicas naturales e instrumentales, medios psicológicos, abuso sexual, los procedimientos científicos, así como algunas brutalidades específicas relacionadas con los atributos de identidad relacionados de la víctima. Todos los métodos tienen un denominador común: la crueldad y el dolor.
En Marruecos, el régimen proclamó una especie de tregua unilateral con sus disidentes para afianzar el eslogan de “nuevo reinado, nueva era”, pero no tardó en volver a las andadas.
La oposición al régimen del rey de Mohamed VI fue aumentando según fue descubriéndose que la reforma no era más que un maquillaje destinado a engañar a Occidente para conseguir su apoyo en la colonización del Sáhara Occidental.
Algunos sectores de la población marroquí acusan al gobierno marroquí de ejecutar atentados terroristas para tener la vía libre para todo tipo de exacciones. Como es el caso del atentado del Café Argana en pleno auge de las manifestaciones de la Primavera Arabe.
Así las cárceles marroquíes siguieron siendo testigos de todo tipo de violaciones de los derechos humanos, de torturas y de suplicios cometidos contra los marroquíes que se atreven a denunciar la naturaleza del sistema majzeniano o contra los saharauis que participan en las manifestaciones contra la ocupación marroquí y para reivindicar el derecho a la autodeterminación.
Los testimonios de las víctimas de la represión en Marruecos dan escalofríos y reflejan el grado de sadismo de los verdugos marroquíes, movidos por el odio del “otro”. Para forzar los prisioneros a firmar declaraciones y confesiones nunca hechas todos los métodos era buenos : palizas con la porra, puñetazos, quemaduras con cigarrillos y con electricidad, uñas arrancadas con tenazas, órganos genitales mutilados, el “avión”, la posición de “pollo asado”, la bañera, las amenazas de violación sexual, y todo tipo de agresión física y moral. Pero una práctica es especifica de Marruecos es la de la violación sexual. Introducen una botella o una porra en ano de la persona con el fin de destruirlo psicológicamente, humillarlo y hacerle sentir que no es nada.
Las directivas centrales son claras : todo aquel que se atreve a denunciar la corrupción, el clientelismo, la represión o la “marroquinidad del Sáhara” debe ser sometido a las peores atrocidades y humillaciones para destruirle moralmente e impedir que vuelva a hacerlo.
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