Marruecos activa sus relés en Bamako para sabotear el diálogo intermaliense patrocinado por Argelia

Los protagonistas del conflicto maliense
se encontraron la semana pasada en Argel
La información fue dada por los medios de comunicación a las órdenes del Makhzen: El primer ministro maliense Moussa Mara invitó a Marruecos a « seguir haciendo uso de su influencia » en la búsqueda de una paz duradera y definitiva en Malí.
Según las mismas fuentes, « las autoridades argelinas y el presidente de Mauritania, Mohamed Ould Abdelaziz, presidente de turno de la Unión Africana, han hecho todo para excluir al reino alauita de los circuitos de mediación por la paz entre el gobierno de Bamako y los tuaregs del Norte de Mali « .
Esta información confirma que los expertos no se equivocaron al situar el riesgo de obstáculo para el éxito del proceso de paz iniciado por Argelia en los intentos de Marruecos para poner obstáculos a su aplicación. Pero sin duda alguna tenían razón al añadir que estas tentativas están condenadas al fracaso. Marruecos se pone furioso, una vez más, ante el éxito de la diplomacia argelina que se concretizará en la firma de una hoja de ruta para la implementación de un marco para las negociaciones directas entre el Gobierno de Malí y las organizaciones armadas que representan las comunidades del Azawad.
El estatuto de líder de las negociadores es reconocido y otorgado a nuestro país en un proceso supervisado por las Naciones Unidas, la Unión Africana y la Unión Europea. La diplomacia argelina es activa en su vecindario y eso no gusta en Marruecos, que se obstina en dar a nuestro país intenciones de posicionamiento en la escena africana y en este caso, saheliana. Se diría que el prestigio de Argelia sería artificial y que por lo tanto tendría necesidad de ser valorado por un activismo diplomático, como es el caso de Marruecos. Se olvidan de la historia de las relaciones entre Argelia y sus vecinos, y más ampliamente con los países africanos.
Argelia siempre ha tenido una política activa hacia el continente y sobre todo cuando se siente la necesidad de su intervención, sin injerencia en los asuntos internos de los países, como lo dicta su principio de política exterior. El último acto de la fecha de esta política está en la reunión copresidida ayer en Tébessa por el primer ministro Abdelmalek Sellal y el jefe del gobierno tunecino, Mehdi Jomaa, sobre temas de seguridad y las relaciones bilaterales y en relación con el desarrollo .
Es evidente que Marruecos, sobrecargado por el gran problema de descolonización del Sáhara Occidental que arrastra se encuentra en gran desventaja en su política africana. Sobre todo ahora que la Unión Africana ha decidido implicarse directamente en el conflicto que opone el Frente Polisario a Marruecos, como lo demuestra el nombramiento del ex presidente de Mozambique, Joachim Chissano, como enviado especial de la UA para el Sáhara Occidental. Y si el reino se opone a esta decisión, es menos porque ve en ella la mano de Argelia, lo que avanza como pretexto, sino porque confirma la apreciación de la instancia de África en lo que concierne el carácter el conflicto del Sáhara Occidental, en tanto que problema de descolonización.
Kamel Moulfi

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