Los marroquíes se acostumbraron demasiado al apoyo incondicional de Francia. Una costumbre que les está jugando una mala pasada ahora que la ONU está cansada del statu quo del que se acomodaba Marruecos para proseguir sus fechorías. Por ello, Marruecos casi ha declarado la guerra a la máxima instancia internacional.
En mayo 2012 retiraron su confianza al Enviado Personal del SG de la ONU para el Sahara Occidental, Christopher Ross acusándolo de llevar a cabo un trabajo “parcial y desequilibrado”.
Once meses después, Marruecos arremete contra los Estados Unidos y anula les ejercicios militares programados con el ejército Americano a causa de la proposición presentada por Washington para ampliar el mandato de la MINURSO a la vigilancia de los derechos humanos en el Sahara y en los campamentos de refugiados saharauis de Argelia. Para significar su desacuerdo, Marruecos amenazó evocando “posibles consecuencias nefastas para la región”.
Hoy, el objetivo de estos ataques no es otro que el propio Jefe de la ONU. Las acusaciones de “imparcialidad” y “falta de objetividad” son las mismas y las amenazas con abandonar el proceso de paz onusino y las eventuales “consecuencias peligrosas” para la región son también las mismas.
En este mismo contexto, la cita anual con el debate del Consejo de Seguridad sobre el Sahara se ha convertido en una cita con las crisis marroquíes contra la ONU. Este año, las autoridades marroquíes no han digerido el informe del SG Ban Ki-moon que hace hincapié en el carácter de estatuto de territorio no autónomo del Sahara y, por ende, su derecho inalienable a la autodeterminación. Y por si alguien tiene un fallo de memoria, Ban Ki-moon le recuerda el Capitulo XI, art. 73 de la Carta de Naciones Unidas.
Según un diplomático saharaui, lo que molesta a los marroquíes, además de la insistencia de Ban sobre la necesidad de la presencia de un mecanismo para una “vigilancia durable, independiente et imparcial” de los derechos humanos en el territorio saharaui, son las medidas anunciadas para poner fin al statu quo en el que el conflicto lleva más de 22 años estancado.
En efecto, si los saharauis y los argelinos mostraron su « satisfacción » por el contenido del informe de Ban, los marroquíes vuelven a las escenas histéricas al darse cuenta de que no son invulnerables como lo pensaban. Se dieron cuenta de que la ONU no abandonó nunca el sagrado principio de la autodeterminación. Más aun, ningún país, incluso los aliados más cercanos, reconoce la soberanía de Marruecos sobre el territorio del Sahara. Se dieron cuenta de que ellos son los únicos que se creían sus mentiras sobre la antigua colonia española. Qué les queda? Alzarse contra la decisión del SG de la ONU de sacar el plan de paz del estado de inmovilidad en el que está.
Ban convocará al Consejo de Seguridad en octubre para evaluar los resultados de las negociaciones entre el Frente Polisario y Marruecos y en caso de ausencia de progreso buscar otras vías de solución siempre en el marco del derecho a la autodeterminación. Eso es lo que reconforta a los saharauis que consideran que la cuestión del Sahara podría entrar en una “fase decisiva”. Marruecos, por el contrario, se sienta incómodo hasta el punto de involucrar al rey en persona en el asunto.
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