La saga judicial de Marruecos que comenzó en París en febrero continúa. Su fuego era demasiado fuerte apagarse tan pronto. Oficialmente, estuvo detrás del frío diplomático glacial entre Francia y Marruecos, pero, oficiosamente, la cuestión del Sáhara Occidental es la causa real de las molestias marroquíes. Marruecos sospecha que Francia haya cambiado su posición de defensor incondicional de las pretensiones expansionistas marroquíes.
París se negó a interferir en el trabajo de la justicia francesa echando al agua la iniciativa marroquí que se proponía impedir que la justicia francesa convoque a los verdugos marroquíes para ser juzgado por sus crímenes cometidos contra ciudadanos franco- marroquíes. Marruecos quería que la justicia francesa se limite a transmitir sus denuncias a la justicia marroquí si se trata de autoridades del Majzen.
El palacio real finge contraatacar anunciando que va a perseguir ante la justicia francesa a aquellos que acusaron al jefe de la DST marroquí de actos de tortura. De esta manera, el Marruecos expresa a Francia su disgusto al mismo tiempo que la prensa marroquí acusa a Francia de ceder ante los « petrodólares » argelinos.
Asi, Rabat ha sacado todas sus armas para disparar contra los que se supone que son sus aliados contra la autodeterminación, un principio que se impuso como única solución duradera del conflicto en el Sáhara Occidental, que dura ya más de 38 años.
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